APRENDIZAJE VITAL
Conseguir la felicidad es posiblemente el deseo común al que aspiramos la mayoría de personas. Descubre qué hábitos del día a día debemos construir y alimentar si queremos ser más felices.
Probablemente ser feliz es el objetivo general que más personas quieren conseguir. Aunque, por otro lado, al mismo tiempo, la palabra "feliz" es una de las palabras más complejas de definir. ¿Qué buscamos cuando hablamos de felicidad? ¿Es un estado permanente o algo puntual? ¿Se pueden entrenar ciertos hábitos para lograr ser más felices?
Es importante identificar qué es exactamente para nosotros la felicidad y qué nos distancia de ella en la actualidad. Por ejemplo: una actitud determinada (ser impulsivos o poco cariñosos) o una decisión que nos repercute en un área importante de la vida (un trabajo que no nos gusta o una pareja con la que no conectamos). ¿Qué estarías dispuesto a cambiar para que esto mejore?
Hay cosas que podemos hacer en el día a día y que te pueden ayudar a cambiar tus hábitos para ser más feliz. ¿Qué hacen las personas más felices? Aquí tienes la respuesta:
Para ser feliz es imprescindible tener una autoestima saludable a la que alimentar y cuidar cada día. Esto implica que, si queremos ser felices, debemos ser autocompasivos, entendernos a nosotros mismos y tratarnos con amabilidad.
Para llevarnos bien con una persona, sabemos que primero debemos pasar tiempo con esa persona y conocerla bien para acertar cuando le hacemos regalos o le damos cumplidos. Lo mismo sucede si queremos que la buena relación sea con nosotros mismos, es decir, si queremos cuidar de nuestra autoestima para tratarnos bien a nosotros mismos, debemos pasar tiempo a solas, conocer lo que nos gusta y lo que no y actuar con coherencia ante ello.
Por ejemplo: permitirnos el tiempo a solas, nos proporcionará mayor probabilidad de buscar actividades que nos gusten y descubrir nuestras preferencias como puede ser el género de películas que más nos gusta (thriller, amor, drama, acción…).
Las personas que se irritan con facilidad, que tienen la "llama corta", que gritan, que presionan a otros o que son rígidos con el comportamiento de los que le rodean son personas que difícilmente serán descritas como "personas felices".
Este tipo de actitudes que se alejan de tratar a otros con amabilidad, generan un gran malestar emocional y emociones desagradables como el remordimiento, la rabia o la envidia. Todo lo contrario sucede si en el trato con lo demás actuamos con paciencia, con flexibilidad, con comprensión y cariño. Estableceremos conexiones mucho más cercanas y emociones agradables.
Por ejemplo: si a alguien se le cae una taza y se rompe, cambian las cosas si decimos "¡otra vez! ¡Qué tonto eres!" o "tranquilo, esto nos puede pasar a todos, ¿estás bien? Te ayudo a recoger".
La llamada deseabilidad social es la necesidad de aprobación y de aceptación por parte de la sociedad hacia nosotros mismos. La deseabilidad social la tenemos todos, pero con distintos niveles.
A veces la deseabilidad social nos impide ser completamente sinceros con nosotros mismos a la hora de identificar nuestros objetivos reales. Lo que hace feliz a otros, no tiene por qué ser lo que nos hace a nosotros felices. Por esta razón, debemos conocernos a nosotros mismos para proponernos objetivos coherentes y relacionados con lo que a nosotros nos hace felices.
Tomar buenas decisiones implica elegir la carrera universitaria que nos gusta y tener paciencia en ir avanzando a nivel profesional porque hacemos lo que nos gusta. Tomar buenas decisiones es lo contrario a elegir una carrera universitaria porque es prestigiosa o porque se supone que nos permite un mayor sueldo.
Es importante contar con una base segura ("apego seguro" para los que tengan más conocimientos sobre psicología) para sentirnos capaces de establecer objetivos e ilusiones en nuestra vida.
Saber que el mundo es un lugar seguro y que nosotros somos personas válidas es muy importante para sentirnos tranquilos y felices. Además, las personas felices también aceptan las circunstancias cuando las cosas no van bien. Esto es distinto a ir por la vida con los ojos vendados o con gafas color de rosa porque no quieren ver la realidad.
En conclusión, para ser felices debemos cumplir con algunos puntos, como: