JUGUETES SEXUALES
Los succionadores de clítoris han sido para muchas la solución a una sexualidad plana y en la que no conseguían la satisfacción que buscaban. Sin embargo, no siempre son tan buenos como parecen.
Los conocemos por su nombre comercial, pero succionadores hay casi tantos como vulvas. En los últimos años con la clitorismanía se han desarrollado tantos modelos que ya hemos perdido la cuenta. Los hay con formas de animales, alargados y esbeltos, gorditos y pequeños, con funciones reparadoras, para parejas, para usar sola y como no, también han llegado al terreno masculino. Porque claro, cómo se iban a quedar ellos sin un succionador de uso personal. Ya lo tienen también en su mesilla y ahora en las habitaciones se dan combates por orgasmos rápidos a causa de los famosos succionadores.
Los orgasmos, o más bien el marketing de los mismos, vienen con fuerza en dos minutos. Dos minutos en los que te da tiempo a disfrutar, pues eso dos minutos. Pero claro, vamos a situarnos. Empezamos el día a las 7 (o antes) lo acabamos a las 12 (o más tarde) y en medio tenemos el tiempo justo de respirar, comer y atender a todo lo que tenemos que atender.
Cuando llega el momento sagrado de descansar, o si tienes suerte de escaparte un rato fuera del maremagnum de trabajo y quehaceres, lo que queremos es conseguir placer rápido para pasar a lo siguiente o dormir, en el mejor de los casos. Así que, los prometidos orgasmos en dos minutos suenan a música celestial.
Pero esa rapidez orgásmica tiene sus consecuencias y es que cuando queremos salirnos de ella, nos ha atrapado y nos vemos cara a cara con la realidad. Ya no sabemos hacerlo de otra forma y el tiempo que sobrepasa a eso nos sobra. Nos miramos con nuestros amantes como diciendo “¿Y para qué todo esto de tocarnos y besarnos tanto si ya a mi me vale con algo rapidillo y superficial?”. Es ese el momento de inflexión, cuando nos damos cuenta de que nos hemos olvidado del resto del cuerpo, de que podemos disfrutar más allá de los genitales y de formas muy diversas.
Lo que el succionador le ha hecho a nuestra sexualidad
Orgasmos rápidos ¿y luego qué?
Los orgasmos rápidos y directos están genial en momentos que nos apetezcan o los necesitemos. Pero, cuando queremos compartir un momento más allá de los dos minutos no sabemos qué hacer y que tarde en llegar el clímax nos impacienta y nos hace sentir que ya no sabemos cómo tocarnos ni disfrutar. Por ello, lo mejor es acordarnos de vez en cuando que tenemos más cuerpo. Que la piel que nos cubre enteras es erógena y puede darnos mucho placer y que para disfrutar hay que parar el tiempo y dejarnos llevar.
El succionador no me encaja
Oímos succionador, o su marca comercial, y ya parece que lo sabemos todo. Pero no. Hay muchos tipos, tamaños, con funciones diversas y lo que es más importante, con boquillas diferentes. Puede parecer algo completamente estético, pero no lo es. El diseño del juguete es crucial para que te vaya bien o no te diga ni fu ni fa. ¿Cómo saber qué succionador es el mejor? Sentimos deciros esto, pero probando. Tendréis que hacer un esfuerzo en probar alguno diferente para ver si el cambio de forma también afecta a vuestro placer.
Hay mujeres que ni con esas. Que no les gusta y que se tienen que enfrentar a sus amigas con vergüenza diciendo que a ellas no les va. Y no pasa nada, a cada una nos gusta un juguete diferente y si no te gusta, no te gusta. No hay más vueltas que darle.
Lo uso y luego me siento irritada
La promesa de “Ponlo y disfruta” lo hemos llevado al extremo. Tanto que hacemos eso. Ponerlo y nada más. Y lo disfrutamos, claro, pero luego vemos que algo está fallando porque la vulva se irrita y molesta. Lo primero de todo es saber qué potencia es la adecuada para cada una de nosotras. Si tenemos un clítoris muy sensible, no debemos poner al nivel máximo así de primeras. Y lo segundo e imprescindible, ¡no olvides el lubricante!. Hace que la zona, que si no la hemos estimulado antes no está lubricada, esté más receptiva y no se sienta agredida.
Por todo esto, lo mejor es introducirlo de vez en cuando en nuestra rutina de placer a solas y en pareja, pero ir cambiando y combinándolo con otros juguetes o maneras de estimularnos.