No te agobies, a todas nos ha pasado
Sabemos que hay mujeres que se lo pasan en grande en el primer contacto sexual con alguien, pero también que hay muchas que consideran que hay que esperar como mínimo hasta el tercero (a veces incluso más) para que la cosa empiece a fluir. ¿Por qué es habitual que no acabemos de dar pie con bola en el primer polvo con alguien? ¿Por qué pese a tener una dilatada experiencia hay veces que llega la hora de la verdad y nos sentimos torpes y poco entrenadas?
Si te sirve de consuelo, tener primeros polvos lamentables es un problema común, y son muchas las personas que se consideran buenas entre sábanas que han tenido actuaciones de pena en algún primer contacto. Hemos preguntado a algunas mujeres cuáles creen que son los motivos de esos primeros polvos desastrosos y nos ha salido esta lista.
El problema son las expectativas
Cosa que ocurre especialmente cuando alguien te gusta mucho, y más si ha existido un juego sexual previo por la vía que sea. Has imaginado una y mil veces cómo sería su cuerpo, cómo sería él en la intimidad, has deseado con tantas fuerzas ese encuentro sexual que cuando llega, aunque a veces no vaya del todo mal, las expectativas eran tan altas que te sabe a poco. “Hay que empezar a tomarse el primer polvo como si fuese un estreno de cine, sin demasiadas expectativas, y luego si la cosa va bien, perfecto, y si no es para tanto pues tampoco será una tragedia”, argumenta Lucía.
Y las expectativas de tus colegas
Porque, a ver, no olvidemos que a veces preparamos hasta tal punto el primer polvo con alguien que tenemos un par de grupos de Whatsapp al completo ávidos de novedades. Y cuando hay mucha gente pendiente de un asunto, todo el mundo sabe que este se magnifica, teniendo como tenemos hordas de personas deseosas de que al día siguiente (en el mejor de los casos) les demos noticias frescas de la gesta. Por tanto, la noche debería ser apoteósica, y si acaba siendo un polvo normalito tirando a regular vas a considerarlo un fracaso. Puede que la parte técnica mejore si ha habido buen feeling y compenetración, y que en un futuro, cuando bordéis el sexo, os riáis de aquella primera experiencia atropellada.
Y tus inseguridades
Porque nunca te ha visto desnuda y no sabes si le gustará esa peca en la nalga o le parecerá un asco. Y si tu cuerpo le resultará sexy o tal vez le provoque rechazo. Lo cuenta Joana, con un argumento que da qué pensar: “¿Qué falacia es esa de que cuando estás con alguien en la cama ni te fijas en sus defectos? Es mentira. Claro que te fijas, y hay veces que lo pasas por alto y otras en que unos genitales peludos, un mal aliento o un cuerpo excesivamente flácido acaban con tu libido”. Pues a ellos probablemente también les pase, y la sola posibilidad de que les ocurra contigo, asegura Joana, “hace que llegues más insegura a la cama, cosa que siempre acaba repercutiendo”.
O tu excesiva seguridad
Después está la otra cara de la moneda, que es tener una seguridad excesiva en nuestras habilidades y entrar a la faena como un elefante en una cacharrería. “Que a tu pareja anterior le encantase que le metieses el dedo por el ano salvajemente no significa que tengas que hacerlo con alguien a quien acabas de conocer, y lo mismo vale para otras prácticas: insultos, escupitajos, fantasías varias... Se trata de ir entrando poco a poco en el universo sexual de la otra persona, a quien puede que no le gusten, y que incluso le desagraden, algunas de las cosas que para nosotras, y para otras parejas sexuales, son la bomba”, dice Cristina.
O que en realidad no querías estar ahí
Y resulta que te has dado cuenta a mitad de la faena, cuando ves con toda claridad que te has venido arriba en el momento en que has decidido subir a casa de ese tío, porque en realidad no te apetece estar ahí ni lo más mínimo y lo que realmente quieres es volver a casa, enchufarte Netflix y chatear con tus amigas. “Yo me arrepiento de haber estado en más de una ocasión en alguna cama en la que no quería estar, pese a haberme dado cuenta tarde”, explica Laura, para quien es una asignatura pendiente, probablemente de muchas mujeres, aprender a parar un encuentro sexual cuando nos dé la gana, “y no seguir ahí sin disfrutar esperando a que él llegue al orgasmo”. Para ella, “da igual cuándo te des cuenta de que en realidad no querías, lo paras ahí y santas pascuas”.
Y su comportamiento en casa
Muchas mujeres coinciden en que el comportamiento pre-sexo, en esos momentos en que te encuentras en casa (ya sea la tuya o la suya), puede ser definitivo para arruinar un primer polvo. “Están los que llegan a tu casa y se comportan con excesiva confianza, empiezan a mirarlo todo y casi a juzgarte, a tocar cosas... Dan ganas de invitarles a irse”, asegura Manuela, quien explica que en algún caso también ha sentido repelús al plantarse en alguna casa ajena. “¿Cómo va a salir bien un polvo en una casa que parece una pocilga, sucia y desordenada, o con compañeros de piso fumando porros en el salón mientras tú intentas concentrarte?”, se pregunta.