¿Estás a dieta sin saberlo?

Aunque la definición formal de "dieta" es el conjunto de los alimentos que se ingieren, voy a utilizar la definición coloquial de dieta cada vez que utilice este término, haciendo alusión a la alimentación que se lleva a cabo con la finalidad de adelgazar consistente en la restricción de alimentos determinados, grupos de alimentos al completo o cantidades.

¿Por qué no es recomendable hacer dietas?

Antes de nada si te estás preguntando cuál es el problema de estar a dieta, decirte que el 95% de personas que realizan una dieta, recuperan el peso perdido en el corto o medio plazo y 2/3 partes recuperan más del que habían perdido. Es decir, que hacer dieta es un factor que pronostica un aumento de peso futuro y no solo eso, sino que también se suele empeorar la relación con la comida o en los casos más severos, precipitar un trastorno de la conducta alimentaria en personas con factores predisponentes, entre otros problemas.

Te hablé sobre ello en este artículo y sobre los riesgos de los ciclos de peso que producen las dietas en mi último artículo que puedes leer aquí.

¿Cómo puedo estar a dieta sin saberlo?

Pues porque como cada vez se divulga más sobre los efectos perjudiciales de las dietas, muchas veces se nos venden camufladas bajo frases como "cambio de hábitos" o "aprender a comer"… No solo se hace desde empresas o profesionales que puedan tener un conflicto de interés detrás, sino que muchas veces se hace también a título personal para autoconvencernos de que lo que estamos haciendo esta vez no es una dieta, la mayor parte de las veces sin ser conscientes de ello.

Te dejo algunas señales para ayudarte a identificarlo. Estás a dieta si:

• Tienes que seguir un menú elaborado por una tercera persona y en el que no has participado para su elaboración. Si te sales del menú establecido, te dices/dicen que lo estás haciendo "mal".
• Tienes cantidades prefijadas para cada alimento. Si tienes más hambre, la tienes que aguantar y si no tienes hambre, tienes que comer igualmente para no tener hambre después.
• Tienes horas prefijadas para realizar cada comida (y que no atienden a motivos de conciliación laboral o familiar). Si no tienes hambre, tienes que comer igual y si tienes hambre y no te toca comer según el plan, tienes que esperar a que te toque.
• Tienes un listado de alimentos que puedes/debes o no puedes/no debes comer. Si los comes, estás "fallando".
• Predeterminas una comida, un día o un número de veces a la semana para permitirte comer esos alimentos que crees que no debes/puedes comer, como un cheat meal, los fines de semana "libres"...
• Si has comido más de lo que consideras que te tocaba comer, tienes que compensarlo después, comiendo unos alimentos determinados, aguantando más horas sin comer a pesar de sentir hambre o realizando más actividad física.
• Comes en base a tu peso: si pesas más o igual que la última vez, intentas comer menos. Si pesas menos, te permites relajar tus hábitos alimentarios.
• A la hora de elegir lo que vas a comer, eliges lo que consideras mejor nutricionalmente para ti o te han dicho que tienes que comer, sin tener en cuenta el factor de disfrute y satisfacción.
• Tienes que comprar unos productos determinados de marcas determinadas, que no son sustituibles por otras marcas o por otros productos y que además coincide que vende la misma empresa o persona que promueve el "cambio de hábitos".

Estas son solo algunas pistas de que es muy posible que la mentalidad dieta se esconda detrás de ese "cambio de hábitos" que estás llevando a cabo y por lo tanto, que las consecuencias a corto, medio y largo plazo sean las mismas que las de hacer dieta: los hábitos alimentarios no se mantienen en el tiempo, se recupera el peso perdido o más si es que se ha perdido peso y se empeora la relación con la comida, entre otras.