MENÚS SIN ALCOHOL

¿Estamos consumiendo vino y cerverza por encima de nuestras posibilidades?

Las evidencias científicas nos muestran que el consumo de alcohol es perjudicial para nuestra salud y aun así se sigue formando parte de nuestra dieta habitual. Analizamos nuestro consumo y sus consecuencias.

Comida con alcoholPexels

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como enfermedades mentales (incluido el alcoholismo), importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tráfico.

Reducir el consumo de alcohol, un objetivo de salud pública a nivel mundial

Lograr la reducción del consumo de alcohol es una de las metas incluidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU para la reducción de mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles.

Y por ello, a continuación, enumeramos una serie de estrategias que a través de las evidencias científicas disponibles han mostrado ser eficaces y costoefectivas para conseguir este fin:

Regular la comercialización de las bebidas alcohólicas (y en particular, la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad).

  • Regular y restringir la disponibilidad de bebidas alcohólicas. Al igual que sucede con otras bebidas y otros alimentos de peor perfil nutricional, hacer que las bebidas con alcohol (entre las que se incluye el vino y la cerveza), estén menos disponibles y accesibles que el agua, facilita que se elija para beber agua en más ocasiones.
  • Promulgar normas apropiadas sobre la conducción de vehículos en estado de ebriedad.
  • Reducir la demanda de bebidas alcohólicas mediante mecanismos tributarios y de fijación de precios. Por ejemplo, si en un menú del día nos cuesta lo mismo pedir para beber agua que vino, cerveza o refrescos, es más fácil que elijamos las últimas opciones en lugar de agua, al percibirlos como bebidas de mayor valor.
  • Aumentar la sensibilización y el apoyo con respecto a las políticas de reducción de consumo de alcohol. Explicar el para qué se toman ciertas medidas y cuál es el impacto que se pretende conseguir con ellas ayuda a la toma de conciencia de la población.
  • Proporcionar tratamiento accesible y asequible a las personas que padecen trastornos por abuso de alcohol.
  • Poner en práctica programas de cribado e intervenciones para disminuir el consumo peligroso de bebidas alcohólicas.

Nuestro consumo de alcohol, en cifras

La Región de Europa de la OMS tiene el nivel mundial más alto de consumo de alcohol: 9,8 litros de alcohol puro por persona al año en el contexto, mientras que la media mundial se sitúa en los 6,4 litros. Además, solo en Europa el consumo de alcohol ocasiona casi un millón de muertes cada año o alrededor de 2.500 muertes cada día.

Según datos del Informe de Consumo de Alimentación en España 2020, nuestro consumo medio de bebidas espirituosas (whisky, brandy, ginebra, ron, anís, licores de frutas, orujos, pacharán, tequila, vodka, etc.) es de 0,95 litros por persona al año, superado por nuestro consumo medio de vino que asciende a 9,48 litros al año y el de cerveza de 23,31 litros al año por persona.

Es decir, que de los 33,74 litros de bebidas alcohólicas que se consumen de media por persona al año en España (lo que supone un consumo medio diario de una copa al día), el 97% de las bebidas alcohólicas que se consumen son la suma del vino y de la cerveza.

¿Consideramos el vino y la cerveza como bebidas alcohólicas?

El vino y la cerveza son bebidas alcohólicas cuyo consumo está más normalizado y del que hay menor percepción del riesgo, al tener menor graduación que otras bebidas alcohólicas.

Sin embargo, debido a esta menor percepción del riesgo, su consumo suele ser mayor que de otras bebidas de mayor graduación. Por ejemplo, tomando dos quintos de cerveza o dos copas de vino estamos ingiriendo la misma cantidad de alcohol que tomando un whisky o un gin tonic. Es decir, que aquellas personas que se toman 2 vasos de vino al día están bebiendo el equivalente en alcohol a tomarse un whisky al día.

¿Pero no decían que era recomendable un consumo moderado de vino y cerveza?

Como ya te explicaba más en profundidad en este artículo cuando intencionadamente se habla de componentes con efectos beneficiosos para la salud contenidos en estas bebidas, pero se omiten los efectos perjudiciales de otros de sus componentes (alcohol), se está emitiendo un mensaje sesgado y equívoco. Y más, si esos componentes con efectos beneficiosos para la salud se pueden obtener de alimentos que no tienen alcohol, y, por lo tanto, carecen de sus riesgos.

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