INTOXICACIÓN POR HISTAMINA
La escombroidosis es una intoxicación por histamina en ciertos pescados, en caso de que se haya roto la cadena de frío. Se manifiesta con síntomas que pueden confundirse con una alergia. Te cuento cómo evitar este tipo de intoxicaciones, ahora que son más frecuentes por el calor.
Imagina que te comes un bocadillo de atún o unas anchoas que sobraron de la fiesta del otro día y, al rato, empiezas con picor, sarpullido, dolor de cabeza, la cara roja como un tomate y el corazón latiendo como si acabaras de correr una maratón. No es alergia. No es intolerancia. No es el karma por haberte comido la última lata de la despensa. Es escombroidosis, también conocida como intoxicación por histamina.
Y sí, puede pasar por comer pescado. Pero no por cualquier pescado, ni en cualquier situación. Vamos a ver cuándo puede suceder y cómo evitarlo.
La escombroidosis es una intoxicación alimentaria provocada por altos niveles de histamina en ciertos alimentos, especialmente en algunos pescados. La histamina es una molécula que todos tenemos en el cuerpo y que participa en las respuestas inflamatorias y alérgicas. Pero cuando entra en exceso a través de los alimentos, el cuerpo reacciona de forma exagerada.
Lo curioso es que no es culpa del pescado en sí. Es culpa de que no se ha conservado bien. Y esto sí que tiene solución.
La mayoría de los casos se producen al consumir pescados azules ricos en un aminoácido llamado histidina. Este compuesto, si el pescado no se conserva correctamente, puede ser transformado en histamina por acción de bacterias. Y ahí empieza el problema.
Es importante saber que puede ocurrir tanto en producto fresco como enlatado, ahumado o en semiconserva. El riesgo está en el mal almacenamiento o en una cadena de frío rota.
Los principales implicados son:
También puede haber casos, aunque menos frecuentes, en otros productos como:
La escombroidosis no es una alergia, aunque los síntomas se le parezcan bastante. Y suele aparecer muy rápido: entre 10 minutos y 2 horas después de haber ingerido el alimento contaminado. Los síntomas más comunes incluyen:
Normalmente, los síntomas son leves y desaparecen solos en unas horas. Pero en algunos casos pueden necesitar antihistamínicos. Por eso, no conviene tomárselo a la ligera.
Aquí es donde entramos en modo laboratorio. Algunos pescados, como el atún o la caballa, contienen histidina. Si el pescado no se mantiene adecuadamente refrigerado, ciertas bacterias (como Morganella morganii, Klebsiella, Proteus o Enterobacter) convierten esa histidina en histamina.
Y esta histamina es muy resistente. No se destruye al cocinar ni al recalentar. Puedes freír, asar o cocer el pescado: si ya contenía histamina, el problema no se elimina con el calor. Por eso la clave está en cómo se manipula y se conserva el producto desde que se pesca hasta que llega a tu plato.
La buena noticia es que esta intoxicación es totalmente evitable si se toman las medidas adecuadas. Estas son algunas recomendaciones clave:
Si tras comer pescado sientes síntomas como los mencionados, lo más prudente es consultar con un profesional sanitario. Lo habitual es que se trate de una intoxicación leve, pero conviene tener un diagnóstico claro.
Además, si has comprado el producto en una tienda o restaurante, es importante comunicarlo a las autoridades sanitarias para que puedan analizar el lote y evitar que más personas se vean afectadas.
La escombroidosis no es una alergia, aunque se parece mucho. Es una intoxicación causada por una mala conservación del pescado que permite que se forme histamina. Y esa histamina no se ve, no huele y no se elimina con el calor.
Pero la buena noticia es que se puede evitar. Con sentido común, una nevera funcionando bien y algo de atención a lo que comemos, es perfectamente prevenible (a veces aprendemos esto a la segunda).
Porque la seguridad alimentaria empieza en la industria, pero termina en nuestra casa.