EN FORMA
Acelerar el metabolismo supone conseguir que nuestro cuerpo queme más calorías. Y no sólo en el momento en el que estamos practicando una actividad, sino también en las horas posteriores, incluso cuando estés en el sofá.
Las personas con un metabolismo muy acelerado tienden a mantenerse delgadas con la misma ingesta de comida. Esta condición puede llegarte por razones genéticas, pero también puedes provocar aceleraciones puntuales y permanentes con ayuda del ejercicio.
Enfocarnos únicamente en los ejercicios implica buscar aquellos que requieren mayor esfuerzo, que impliquen un mayor número de grupos musculares y, por lo tanto, consuman más calorías.
Por un lado, tenemos la opción de hacer cardio: algunos ejemplos serían saltar a la comba, montar en bicicleta, correr o nadar. Todos ellos ponen en movimiento diferentes músculos y se realizan durante un tiempo prolongado. En cualquiera de los casos, el gasto calórico es elevado durante el ejercicio, pero también después del mismo.
Sin embargo, lo mejor para acelerar el metabolismo son los ejercicios de fuerza. El metabolismo basal depende en gran parte de la masa muscular que contiene nuestro cuerpo. A mayor masa muscular, mayor gasto calórico y, en definitiva, un metabolismo más acelerado.
Si quieres que tu metabolismo sea más alto durante más tiempo, los ejercicios de fuerza son la mejor opción. Cualquiera de estos ejercicios, que implican muchos grupos musculares, son una buena opción: lunge, sentadilla, thruster, flexiones y dominadas o jalón al pecho.
La buena noticia es que todos los ejercicios aumentan el metabolismo basal, siempre que se lleven a cabo dentro de una sesión de entrenamiento bien planificada. Por eso, si entrenas, tu gasto metabólico va a crecer.
Acelerarlo más o menos no depende solo de los ejercicios que escojas, ya que el tipo de entrenamiento tiene una gran influencia.
Una misma actividad se puede enfocar para aumentar volumen muscular o para perder peso, en función de la intensidad y de las cargas utilizadas. Por ejemplo, si acudimos a la tabla de gasto calórico de Bárbara Ainsworth podemos comprobar cómo un mismo ejercicio de calistenia consume más del doble de calorías si se practica a máxima intensidad respecto a una intensidad media.
Además, la recuperación de un ejercicio o entrenamiento implica también un gasto mayor de calorías. Por ello, la intensidad con la que hacemos el ejercicio es fundamental para acelerar el metabolismo.
Independientemente de nuestro metabolismo basal, todos tenemos la posibilidad de acelerar el metabolismo solo hoy. Para ello, tendríamos que escoger ejercicios que eleven mucho la intensidad, como los HIIT (High Intensity Interval Training o Entrenamiento Intervalado de Alta Intensidad).
Algunos ejemplos que puedes incorporar a ese trabajo interválico son:
- Mountain climber
- Jumping jack
- Skipping
- Burpees
- Salto a la comba
- Sentadilla con salto
- Tijeras
- Sprints
Incluir varios de estos ejercicios va a construir una sesión muy intensa. La razón por la que vas a conseguir acelerar el metabolismo es que tu cuerpo va a tener que realizar un esfuerzo extra tras el entrenamiento para recuperarse.
De hecho, si llevas un pulsómetro puedes comprobar cómo tus pulsaciones en reposo son más altas que cualquier otro día. Llevar a cabo estos ejercicios y este tipo de entrenamiento de forma puntual no eleva tu metabolismo basal, pero sí acelera tu metabolismo para el resto del día.
Ten en cuenta que el HIIT no es recomendable para personas que tienen poca experiencia entrenando: ni a quienes tienen una vida sedentaria ni a quienes llevan poco tiempo entrenando.
Este método puede ser útil para aquellas personas con experiencia que quieren acelerar el metabolismo un día en concreto. Pero ojo, el objetivo de llevarlo a cabo no es compensar atracones de comida. Recuerda siempre llevar una alimentación equilibrada y saludable y trabaja una buena relación con la comida.