El egoísmo como forma de empoderamiento

¿Egoísta yo? ¡No! Empoderada

Eres una egoísta, solo piensas en ti, no tienes en cuenta a los demás... ¿cuántas veces hemos oído esto cuando hemos decidido hacer algo solo por y para nosotras mismas?

Mujer leyendoiStock

Muchas veces llamamos egoísmo a hacer lo que realmente queremos y tomarnos un tiempo para nosotras. Cuando una mujer hace esto se la tacha de egoísta porque no piensa en todas las personas que la rodean. Y es que hemos sido educadas para complacer, y no ya solo en el terreno sexual, sino en todos los ámbitos de nuestras vidas.

¿Recuerdas la última vez que te sentiste culpable por hacer lo que en ese momento querías o necesitabas y dejar al lado todo lo demás? Yo sí. Y eso me hizo pensar en que tal vez el egoísmo sea algo empoderador, porque pensémoslo bien. Si en vez de priorizar las necesidades de nuestra familia o amistades priorizamos las nuestras, ¿no es un acto de empoderamiento?

Norma Ageitos, sexóloga y miembro de la AEPS (Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología) y autora de Sexuenea, opina que “el egoísmo es uno de los ingredientes clave del empoderamiento individual. Si no nos pensamos centrales, seguiríamos siendo ‘al servicio de’ o ‘en la entrega a los demás’”. Da igual en qué estemos pensando si en el ámbito sexual o en cualquier otro. En el caso de las sexualidades, “pensar en nuestro placer, centrarnos en nuestra excitación, pensar en nuestros deseos y exponerlos” son unas de las prácticas que debemos poner en marcha desde una posición egoísta.

Pero, ¿vale esto tanto para mujeres como para hombres? Porque si de una cosa estamos seguras es que incluso el egoísmo se reparte de manera desigual. “Las prácticas serían iguales. Lo que cambia es que, especialmente por vivir en la sociedad en la que vivimos, habrá muchas más mujeres que hombres con necesidad del egoísmo” aclara la experta.

Parece que ser egoísta y pensar en nosotras mismas ya es una corriente y es que, según nos recuerda Ageitos “hay una canción Pa´mala yo y un libro 'Vamps and tramps' (Vampiras y zorras/fulanas de Camille Paglia), que resume esta nueva actitud”. Parece fácil decirlo, pero hacerlo ya es otra cosa. ¿Cómo nos desquitamos de todo ese peso patriarcal que llevamos encima y lo ponemos en práctica? “Lo primero, tenemos que tener claro que es probable que haya algún tipo de castigo o menosprecio social por nuestra nueva actitud. Una vez asumimos ‘el riesgo’, dar pasos es más fácil. Atender a nuestra excitación, fijarnos en nuestros deseos y proponerlos… al final, repercute de manera positiva, ya que hay una mayor libertad en el ámbito erótico” y en la vida cotidiana, aconseja la sexóloga.

Grupo de amigas | iStock

Una vez más la teoría resulta asequible y la llevamos con nosotras. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no vivimos aisladas en una sociedad perfecta donde ser egoísta se entienda y se considere como algo positivo. Ser egoísta o practicar el egoísmo tiene connotaciones negativas y cambiar el polo hacia el positivo no es tarea fácil. “Donde creo que hay que focalizar los esfuerzos es en trabajar que nos dé igual el qué dirán. Parte del proceso de empoderamiento también es tener seguridad en una misma y sus decisiones. Si lo comparamos con otros cambios de valores, ¿qué ha venido antes, qué la gente vea la homosexualidad como algo positivo o que el propio colectivo se haya centrado en que no era una enfermedad? Lo segundo ha venido como consecuencia inevitable del primer posicionamiento. La actitud, en cierta medida, combativa y tenaz tiene que estar bien trabajada, eso es lo importante. Ser, como diría Paglia, una feminista fatale, añade Ageitos.

Me merezco mi egoísmo

El empoderamiento “es un reajuste de los poderes sociales” y por ello, somos nosotras las que debemos cambiar el sentido y significado de esta actitud y convertirlo en algo positivo para nuestro propio beneficio. “No hay mayor y mejor egoísmo que no atender a opiniones destructivas” finaliza la sexóloga Ageitos, alentando a las mujeres a que seamos nosotras mismas dejando a un lado las críticas que vendrán por pensar, de una vez por todas, en nosotras mismas.