NO HAY QUE OBSESIONARSE
Buscar la perfección, sea en el ámbito que sea, puede llegar a ser perjudicial para la salud mental, ya que es muy complicado conseguir que todo sea perfecto. En el caso del trabajo, hay que saber poner límites.
A lo mejor, alguna vez te ha pasado salir del trabajo teniendo la sensación de que no has sido muy productiva durante el día, pero, en realidad, has hecho todo lo que tenías planeado hacer. Si, además, eres excesivamente perfeccionista y te obsesionas demasiado, es posible que sufras dismorfia de productividad.
En una sociedad como la nuestra donde se da mucha importancia a la búsqueda de logros y conseguir el mejor rendimiento, la dismorfia de productividad se ha convertido en un fenómeno cada vez más frecuente y que puede llegar a obsesionar a mucha gente.
Para tener una visión profesional y de primera mano sobre este tema, desde NovaMás hemos contactado con Grecia de Jesús, psicóloga sanitaria, quien nos ha resuelto algunas dudas al respecto: ¿Qué es la dismorfia de productividad?, ¿El estrés tiene algo que ver?, ¿Qué diferencias hay con el síndrome del impostor?
Lo primero a tener en cuenta es saber qué significa "dismorfia". Grecia explica que se trata de un concepto usado en el ámbito de la salud mental "para referirnos a la dismorfia corporal, un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo que lleva a las personas a buscar la perfección corporal". Por lo tanto, si lo relacionamos con la productividad, hace referencia a aquellas personas que, por un lado, están obsesionadas en buscar la perfección en su trabajo y, por el otro, que sienten que no están siendo lo suficientemente productivas.
Efectivamente, esto es tan solo una percepción, como indica Grecia, porque sí que están siendo productivos. Lo que pasa es que "se produce una disonancia entre lo que se logra y el sentimiento de logro, es decir, una disonancia entre el resultado de una tarea y la afectividad hacia ese resultado".
La experta destaca, además, "que a pesar de que el término se esté utilizando con cierta frecuencia, no aparece en ningún manual clínico de diagnóstico".
La respuesta a la pregunta es sí, puede haber una relación entre un período de estrés -con trabajo acumulado- y la dismorfia de productividad. Esto ocurre cuando "tenemos muchas tareas pendientes y sentimos inseguridad por los miedos relacionados con las consecuencias de no acabar esas tareas", explica Grecia, que añade: "ante la inseguridad aumenta considerablemente nuestra necesidad de control y el perfeccionismo. Se trata de mecanismos que nos hacen sentir un acercamiento a la seguridad, aunque luego sean contraproducentes".
Las personas con síndrome del impostor no reconocen sus habilidades, ni sus esfuerzos, ni sus logros, que atribuyen a factores como la suerte, y tienen poca confianza en sí mismas "ante la ejecución de una tarea", apunta la experta. "En cambio, en la dismorfia de productividad, la persona tiene poca confianza en el resultado ya finalizado".
Como te habrás fijado, los dos conceptos comparten algo, la desconfianza, pero "con focos diferentes". Tanto en una como en el otro, también tienen en común "la ambición, el perfeccionismo, la exigencia y la baja autoestima".