Y tú, ¿cómo eres?

Dime de qué año eres y te diré cómo eres en la cama

Que tengas diferencias con tu madre sobre cómo concibes el sexo y la sexualidad no es una casualidad. Según a la generación a la que correspondemos nos comportamos de una manera u otra en las relaciones íntimas. ¿Sabes a qué perfil perteneces?

Pareja besándoseiStock

Últimamente hemos oído mucho hablar de que la generación de los Millenials (los nacidos entre los 80 y 90 o generación Y) tienen menos encuentros eróticos en comparación con la Generación X (nacidos entre los 60 y 70). Además, la situación no mejora, ya que la siguiente, la Generación Z, parece tener otras prioridades como estar conectados a las redes sociales y no tanto mantener el contacto físico con otras personas.

¿Tienes menos sexo que tus padres? Si nos paramos a pensar cómo era su vida a nuestra edad, podemos comprender que el reparto de los tiempos ha cambiado mucho. Ahora nos centramos más en nuestras carreras profesionales, nos apuntamos a cursos, Másteres y demás actividades para seguir creciendo en el terrenos laboral y personal y el escaso tiempo libre que nos queda es el que tenemos para invertir en eso que llamamos “vida social”. Si para muchas y muchos la vida social es una anécdota en su día a día, ¿cómo será la sexual?. Silvia C. Carpallo, periodista, sexóloga y escritora especialista en sexualidad, no cree que los Millenials tengan menos sexo en comparación con las anteriores generaciones, sino que lo tienen de forma diferente.

“Seguramente tengan menos encuentros en pareja, pero eso no quiere decir que no interactúen más en redes sociales y aplicaciones de forma sexual, o que tengan más auto erotismo que sus progenitores porque cuiden más esta parcela de su vida” afirma.

Uno de los principales cambios que se han producido en la vida sexual a medida que las generaciones han cambiado es el tiempo dedicado a las relaciones. “Intuyo que la generación Millenial ha podido verse influida por el desarrollo vertiginoso de las nuevas formas de comunicación y las nuevas tecnologías. Tal vez haya habido una pérdida de interés por las relaciones eróticas, o tal vez se ha producido una pérdida de habilidades sociales tan importante que ha repercutido en la forma de seducir” añade Alberto Álamo, psicólogo y sexólogo en Sexología y Emoción.

El sexo ha cambiado

Para Carpallo, es necesario destacar tres cambios muy importantes: el primero es que “La mujer se ha incorporado al mundo laboral. Eso también ha supuesto un cambio en las dinámicas de las parejas, y aunque obviamente sea un factor positivo, supone un proceso de adaptación con más discusiones por las tareas del hogar, más cansancio a lo largo del día, etc, que influyen en la vida sexual”.

Por otra parte, hay mayor individualismo. “Nos preocupamos más por nosotros mismos, que tiene su parte buena porque nos cuidamos más, pero la parte negativa es que muchas veces olvidamos que nuestro bienestar también depende de la interacción con otras personas porque somos seres sociales. Así puede que nos masturbemos más, y nos empecemos a conocer más, lo que es positivo, pero sin olvidar que el sexo no solo es un orgasmo, también son emociones compartidas”.

Y por último, está Internet que “Ha cambiado nuestra forma de interaccionar con el mundo, desde la forma de comunicarnos con los amigos, hasta la forma de trabajar, y obviamente también la forma de vivir la sexualidad. En este sentido, hay personas que aunque no tienen tantos contactos físicos, interactúan sexualmente en la red. Como siempre, tiene sus pros y sus contras. El contra es que aunque sea una vivencia que sume, y que suponga nuevas experiencias, no debería suplir a la sexualidad con otras personas. El pro es que muchas personas que tenían reprimida su sexualidad, precisamente por sus dificultades para interactuar, han encontrado un recurso en este sentido”.

Sexo | iStock

La forma de concebir el sexo y la sexualidad ha evolucionado, pero hay algo que sigue marcando mucho nuestro comportamiento en la cama y son los miedos. Aunque hoy en día hay más información sobre salud sexual y la sexualidad positiva es un concepto que llevamos tatuado en la piel, los miedos siguen siendo los mismos. Álamo afirma que “nos hemos relajado un poco como sociedad, asumiendo que tenemos más control sobre ITGs (Infecciones de transmisión genital) de lo que realmente tenemos. Recuerdo que en épocas pasadas había más mensajes dirigidos a prevenir ITGs”.

Por eso, el sexólogo se queda con la sensación de que “hace una década o dos la gente tenía más precaución o, al menos, tenía más presentes los riesgos de las relaciones eróticas sin protección”. La experta en sexualidad añade que “hay una menor percepción de riesgo de las ITGs, ya que gracias a la mejora de los tratamientos, sobre todo de VIH, hay una menor percepción de peligro en enfermedades como el SIDA. Todo ello unido a que las campañas contra las ITGs de los 80 y 90, que tuvieron un gran impacto, ahora brillan por su ausencia”. Es decir, la generación Y y la Z, los más jóvenes ahora, tienen menos miedo a las infecciones y enfermedades de transmisión genital porque piensan que ya no hay tanto riesgo como antes.

Dime de qué año eres y te diré cómo eres en la cama

¿Es cierto que cambiamos nuestros hábitos sexuales según a la generación a la que pertenecemos? Al parecer podemos decir que sí. En primer lugar por la educación recibida, que va cambiando, y en segundo por los avances en la tecnología y cómo nos relacionamos con ella.

Álamo nos recuerda la creciente demanda de muñecas y muñecos realísticos y cómo estos cada vez son más sofisticados. “A estos muñecos se les está empezando a incorporar inteligencia artificial para que la interacción erótica sea más parecida a una interacción real. De nuevo, las nuevas tecnologías aparecen para introducir novedades en el plano erótico”.

A esta nueva forma de tener encuentros eróticos habría que sumarle el uso de las aplicaciones para ligar. Cada vez conocemos a más parejas que han empezado una relación gracias a ese match que les cambió la vida. Pero, ¿estamos hablando sólo de un encuentro físico o la búsqueda de una relación estable? Aunque muchas veces creemos que estas apps son solo para pasar un rato, Álamo añade que “el concepto de pareja está empezando a cambiar” y que habría que analizar “si el objetivo de usar apps de ligar es el de encontrar pareja más que el de tener encuentros eróticos más o menos esporádicos”. Para Carpallo, construir una pareja es lo que es realmente difícil, no encontrar sexo casual. “Las parejas no se encuentran, hay que construirlas, trabajarlas, decidir apostar por ellas. En este sentido el problema no son las herramientas, sino el uso que hacemos de ellas. Así parece que consumamos perfiles, olvidando que detrás hay personas. Por ello el perfil capitalista y consumista se ha instalado en las relaciones, y en vez de apostar por alguien, siempre pensamos que es más fácil “comprar” alguien nuevo” matiza.

La educación es la clave

Para cada generación tener sexo significa algo totalmente diferente, pero ambos expertos coinciden en que, a pesar del esfuerzo de los profesionales por cambiar esto, el sexo sigue siendo sinónimo de coito. Sigue existiendo machismo en las relaciones y “se dan los mismos problemas que antes, solo que con smartphones y nuevos códigos de comunicación. En las aulas veo cómo adolescentes siguen teniendo la misma idea del amor romántico que tenían mis abuelos, e incluso a veces observo que se dan ciertos mecanismos de control sobre la otra persona, actitudes posesivas y relaciones poco sanas” añade Álamo.

Hemos pasado de un sexo restrictivo en la generación Baby Boom a una generación X que ha vivido una serie de cambios sociales como el comienzo de la visibilización del colectivo LGTB. Los Millenials (Y) han nacido con algunos pasos importantes de cara a la diversidad sexual. Y ahora la generación Z, con el móvil debajo del brazo, ha transformado la forma de relacionarse y comunicarse. Siguen los mismos parámetros, pero desde otros códigos.

Para acabar, Álamo recuerda la película Her y hace hincapié en que ese es el futuro cercano. Las relaciones “Muchas de ellas no serán, literalmente, interpersonales, ya que nos dirigimos hacia un escenario del todo desconocido: relaciones con sujetos no humanos con los que podemos incluso tener conversaciones antes, durante y después de las relaciones eróticas”.