CARDIOLOGÍA
El Día Mundial del Corazón, una fecha destinada a concienciar a la población sobre la importancia de cuidar la salud cardiovascular y prevenir afecciones como los infartos. Un estilo de vida relajado es una de las claves para cuidar el corazón y prevenir infartos, pero hay personas que, por su personalidad, lo tienen más difícil. Te contamos por qué.
El 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, una fecha destinada a concienciar a la población sobre la importancia de cuidar la salud cardiovascular y prevenir afecciones como los infartos. Según indica la Fundación Española del Corazón, la enfermedad cardiovascular (ECV), como el ataque cardiaco, el accidente cerebrovascular o la insuficiencia cardiaca, es la principal causa de muerte en el mundo, matando 20,5 millones de personas cada año.
En este contexto, es fundamental destacar que ciertos rasgos de personalidad pueden influir en la susceptibilidad de una persona a la hora de sufrir enfermedades cardíacas. Uno de los estudios más influyentes en este ámbito fue realizado por los cardiólogos estadounidenses Meyer Friedman y Raymond Rosenman en la década de 1950. La investigación llevada a cabo por estos doctores identificó cuatro tipos de personalidad, de las cuales la Tipo A ha sido asociada con un mayor riesgo de sufrir infartos. Te explicamos por qué.
Friedman y Rosenman dividieron a las personas en cuatro tipos de personalidad con base en la manera en que enfrentaban el estrés y las presiones de la vida diaria. Estos cuatro tipos se clasificaron como Tipo A, Tipo B, Tipo C y Tipo D.
1. Personalidad Tipo A: Las personas con este tipo de personalidad suelen ser ambiciosas, competitivas, impacientes y orientadas a metas. Tienden a experimentar altos niveles de estrés y a ser perfeccionistas.
2. Personalidad Tipo B: En contraste con los Tipo A, las personas Tipo B son más relajadas, menos competitivas y menos preocupadas por el tiempo. Suelen disfrutar de la vida sin sentir la misma presión por el éxito constante. También se las considera más creativas y reflexivas.
3. Personalidad Tipo C: Las personas con personalidad Tipo C tienden a ser introvertidas y reservadas. Suelen evitar el conflicto y reprimir sus emociones, lo que puede generar un alto nivel de estrés interno. Estas suelen sufrir depresiones con mayor facilidad.
4. Personalidad Tipo D:Este tipo de personalidad se caracteriza por la tendencia a experimentar emociones negativas, como la ansiedad y la depresión. Las personas Tipo D suelen ser socialmente inhibidas y reticentes a compartir sus pensamientos y sentimientos.
No obstante, hay que tener en cuenta que una persona puede tener una mezcla de distintos tipos de personalidad y no responder solamente a una.
Uno de los hallazgos más notables de los estudios de Friedman y Rosenman fue la asociación entre la personalidad Tipo A y un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, incluyendo los infartos. Las personas con personalidad Tipo A tienden a vivir en un estado constante de alerta y estrés debido a su naturalezacompetitiva y perfeccionista, lo que les lleva a un estrés crónico. Además, este tipo de personas suelen tener ataques de ira y de agresividad con mucha más frecuencia.
Esta constante tensión puede repercutir en su sistema nervioso, elevando el ritmo cardiaco, la presión arterial, la tensión muscular, los niveles de colesterol y los triglicéridos. Todo esto son factores de riesgo clave para los infartos y otros problemas cardíacos.
Es importante destacar que aunque la personalidad Tipo A se ha asociado con un mayor riesgo de infartos, esta no es la única variable determinante. Los factores de riesgo cardiovascular incluyen también la genética, la alimentación, el nivel de actividad física, el tabaquismo y el consumo de alcohol, entre otros.
Si bien la personalidad Tipo A puede estar relacionada con un mayor riesgo de infartos, esto no significa que las personas con esta personalidad estén condenadas a padecer enfermedades cardíacas. Existen medidas que todos podemos tomar para reducir nuestro riesgo, como aprender técnicas de manejo del estrés, como la meditación; mantener una dieta equilibrada baja en grasas saturadas; hacer ejercicio de forma regular; realizar chequeos médicos y, muy importante, dejar de fumar si es el caso.