CONSEJO

¿Debemos lavar los huevos antes de cocinarlos?

Aunque no es habitual, puede que los huevos que compramos lleguen con pequeños restos de tierra, plumas o heces adheridos a su cáscara y aunque nuestro primer impulso sea lavarlos, no es nada recomendable. Te explicamos por qué.

Para muchos cocineros es costumbre dejar todos los ingredientes que van a ser necesarios para cocinar bien preparados; ya sea lavados, pelados, cortados o fuera de su envase. En el caso de lavar los productos, casi siempre se recomienda para eliminar todas las posibles bacterias o sustancias que se hayan podido adherir desde su recogida hasta la hora de prepararlos. Esto se hace con frutas o verduras, aunque hay algunos alimentos en los que esto no se recomienda, por ejemplo, con loshuevos.

Al contrario de lo que se puede pensar de primeras, lavar el huevo puede hacer que el número de bacterias aumente, por lo que, si no tiene la costumbre de lavarlos, está haciendo lo correcto. El huevo se encuentra protegido por una coraza natural como es la cáscara, que tiene una fina capa protectora llamada cutícula, que lo protege de bacterias y agentes extraños.

Lo que ocurre cuando se lava el huevo es que esta fina película se deshace y como la cáscara exterior es porosa, las bacterias pueden entrar con facilidad, estropeando el alimento y haciendo que el consumidor corra el riesgo de contraer alguna enfermedad o infección. De hecho, el efecto puede verse agravado en el caso de que el agua que se use para lavar el huevo sea fría.

Huevos | iStock

Si aun sabiendo todo esto se persiste en la idea de lavar el huevo porque tiene está manchado o porque tiene algún resto de tierra o algo similar, se recomienda que el agua esté tibia y que el producto se use muy rápidamente, para tratar de impedir que las bacterias calen e infecten el huevo.

Dos máximas que sí que hay que seguir siempre son: cascar los huevos en una superficie con la que no vaya a tener contacto ningún alimento más, como el fregadero o un plato reservado únicamente para eso, y lavarse las manos después de estar en contacto con un huevo crudo, ya que, de esta manera se evitará que la bacteria de la salmonella infecte y se expanda por la cocina.