10 DE ABRIL, DÍA INTERNACIONAL DE LA HOMEOPATÍA
Gema del Caño recurre una vez más a la ironía para dejar constancia de su posición respecto a la homeopatía. La conocida farmacéutica, experta en en Innovación, biotecnología y seguridad alimentaria, considera que cualquiera de nosotros podría idear soluciones de ese tipo contra diversos problemas. No te pierdas su divertida reflexión:
El 10 de abril es el Día Internacional de la homeopatía conmemorando el nacimiento de Samuel Hahnemann. Para ser coherentes con ellos mismos, no deberían tener un día porque cuanto menos se les vea, más famosos serán.
Para hacerles un homenaje vamos a aprender a fabricar nuestros propios remedios homeopáticos y daremos las claves para ser un buen homeópata. Algunos tuvimos que hacer un intenso test de unos segundos. No me miréis raro, es así, cuanto menos tiempo aprendas, más sabrás.
Empecemos por conocer en qué se basa la homeopatía. Lo primero es aprender su lema “lo similar cura lo similar”. Esto es: si una picadura de abeja provoca enrojecimiento, calor e hinchazón, algo que provoque esos mismos síntomas tomado en dosis infinitesimales, curará una picadura de abeja. ¿Cómo que no tiene sentido? Si quieres ser un buen homeópata, este lema se repite sin rechistar. Y punto.
Con este mantra en la cabeza, vamos a fabricar nuestra propia homeopatía casera.
Tenemos que elegir qué queremos curar. Uno de los problemas derivados de la pandemia es que cada vez tenemos más dificultad para dormir bien así os propongo curar el insomnio. Ahora hay que pensar con qué sustancia lo haremos. Toca pensar… lo similar cura a lo similar… tiene que ser algo que impida dormir.
¡Eso es! ¡La cafeína! Vais a ser unos homeópatas estupendos. Los que se están riendo diciendo que “esto no puede ser”, fuera de la sala. No habéis entendido nada, no es que la cafeína cure el insomnio, es que dosis infinitesimales de cafeína lo harán. ¡Que no os riais más! ¡Fuera de aquí!
Nosotros seguimos, ni caso a esos. Bueno, todos tenéis en casa café así que ahora hay que elegir un nombre chulo. Eso es fundamental. Podemos elegir Coffea cruda ¿qué os parece?
Vaya, que no tienes crudo, bueno, no te preocupes ponemos también Coffea tosta así los que tengáis café verde ponéis el primer nombre y los que tengáis torrefacto ponéis el segundo.
Empezaremos fabricando la tintura madre, no os asustéis, ya habéis hecho masa madre y no ha sido para tanto. Pongamos un poco más de ambiente, usad guantes. Para hacerlo necesitamos dejar macerando los granos de café en alcohol durante más o menos tres semanas. Si no tienes a mano y sólo queda gel hidroalcohólico, no hay problema, pero tendrá que ser agua purificada (ahí me pilláis, no sé dónde se consigue, preguntad en el herbolario).
Debemos diluir esta tintura madre a la que llamaremos cepa, sí, como las de coronavirus, pero ya veréis que estas no hacen nada. El método que se emplea en estas diluciones normalmente es el centesimal (CH), es decir, diluir 1:100 aunque a veces también se hace decimal (DH) 1:10.
Necesitaremos varios frascos, los que tengáis por casa, cuantos más, mejor, porque será que diluimos más y más potencia tendrá el preparado. En el primero pondremos una parte del macerado de café por 99 de alcohol de 70º o agua. Yo creo que mejor agua, siempre es mejor agua.
Ahora es necesario dinamizar la muestra. Si no tenéis dinamizador, no os preocupéis, esta vez usaremos los brazos. Hay que realizar cien sacudidas fuertes en agitación vertical. Si lo de la homeopatía no te sale bien, puedes poner en el currículum “hacer cócteles: nivel básico”.
¡Hemos conseguido nuestra mezcla 1CH! Pero eso es mucho y necesitamos poco. 1 CH no hace nada. Sigamos. De ese nuevo frasco vuelves a seleccionar una parte y lo añades sobre otras 99 de agua. Vuelves a agitar, recuerda, vertical (hacer cócteles: nivel medio). Ya tendremos Coffea cruda 2 CH.
No es suficiente. Demasiado aún.
Algunos documentos indican que la mejor dosis es 200 CH así que habría que repetir el proceso de seleccionar una parte del siguiente frasco en 99 partes de agua doscientas veces más. Podréis poner “hacer cócteles: nivel avanzado” y “partir árboles con este brazaco que tengo: nivel medio”. Para la siguiente vez que hagáis homeopatía, plantead comprar un dinamizador.
Si estáis pensando: si he diluido 200 veces, no va a quedar nada del café inicial dentro, tranquilos, se ve que el agua purificada del herbolario tiene memoria y va a recordar lo que llevaba dentro. Tú después de agitar 200 veces no, pero el agua sí.
Ya tenemos nuestro Coffea cruda 200 CH. Ahora queda añadir un poquitín sobre un gránulo que sea 80% sacarosa, 20% lactosa. Si no tienes, no pasa nada, ponlo sobre una pastilla de sacarina y así dices que vale para diabéticos e intolerantes a la lactosa. Será un éxito.
Acabáis de fabricar homeopatía. Ahora hay que venderla.
Es muy importante que habléis con el paciente, que os cuente sus problemas. Debéis mostrar muchísima atención. Después, le indicáis ciertos controles imprescindibles para que vuestro producto homeopático funcione:
- Ve a la cama a la misma hora todos los días.
- Evita el uso de pantallas dos horas antes de ir a dormir.
- Evita bebidas con alcohol y estimulantes.
- Haz algo de deporte durante el día.
- Practica algún ejercicio de relajación.
- Si Coffea cruda no funciona, prueba la Coffea tosta.
- Si no mejoras, igual es que lo estás tomando mal, compra otra caja y si tampoco, ve al médico.
Ahora contad los beneficios frente a un medicamento con evidencia:
- No tiene efectos secundarios (Todavía faltaba).
- Lo pueden tomar embarazadas, niños, ancianos…
- Puedes tomar la cantidad que quieras (¿te despiertas por la noche? pues venga otra pastillita), aunque es mejor ajustarse a una dosis, por coger hábito.
- No crea adicción.
Ahora tienes la información, en tu mano está la decisión. Eso sí, nunca abandones la medicina que no necesita que creas en ella para funcionar.