Muy habituales
Es curioso que las hemorroides sean un mal que se suele sufrir mayoritariamente en silencio, teniendo en cuenta que la mitad de la población occidental padece algún tipo de síntoma relacionado con ellas.
Al parecer, la mayor incidencia se da entre los 45 y 65 años, son igual de frecuentes en hombres que en mujeres y un pequeño porcentaje (que se calcula que oscila entre en 5% y el 10%) puede requerir algún tipo de intervención, ya que pueden dar problemas a medio y largo plazo.
Una hemorroide o almorrana no es más que una vena inflamada alrededor del ano o en la parte inferior del recto. Pueden encontrarse tanto dentro del ano como debajo de la piel que lo rodea y suelen estar relacionadas con el esfuerzo para evacuar derivado del estreñimiento o de la diarrea, aunque los orígenes no están siempre claros. Hay gente que vive tranquilamente con sus hemorroides sin que estas supongan mayor problema, mientras a otras personas les provocan molestias que pueden requerir incluso una intervención quirúrgica, aunque esto ocurre en un porcentaje muy bajo de casos.
Esto se debe a que las hemorroides pueden ser de grado I (que no salen del ano y no suelen dar complicaciones) a grado IV (que están fuera del ano y no pueden reintroducirse, de manera que pueden resultar molestas). En líneas generales, cuanto más internas son las hemorroides más sangrado producen y cuanto más externas, más dolor.
La buena noticia…
Si tienes hemorroides por primera vez, debes saber que lo más normal es que los síntomas remitan en unos días siguiendo una serie de pautas y que la cosa no vaya a más. Garantizar la correcta ingesta de líquido, tomar fibra (presente sobre todo el frutas, vegetales, legumbres y cereales integrales) y evitar alimentos astringentes son los primeros pasos a seguir. Para reducir el picor y la inflamación local, se recomienda utilizar durante unos días toallitas en lugar de papel higiénico, hacer baños de asiento con agua tibia después de cada defecación y aplicar una crema específica para el tratamiento de las hemorroides.
Si aún así molestan…
Si las pomadas analgésicas, que suelen incluir en su composición anestésicos tópicos, vasoconstrictores o antiespasmódicos, no funcionan, lo mejor es recurrir a una pomada con corticoides, de gran efectividad. Solo deben adquirirse bajo prescripción médica y deben aplicarse durante un tiempo limitado (no es recomendable ponerlas más de 7-10 días), ya que si se administran de forma prolongada pueden provocar lesiones. En la mayoría de casos, este tratamiento es suficiente para paliar los síntomas de las hemorroides y seguir haciendo una vida normal. Si esto no fuese así, existen diferentes tipos de tratamientos quirúrgicos en función de la localización y características de cada hemorroide.
Y tú, ¿en qué fase estás?
Cuando las hemorroides se encuentran en fase I y II no suelen dar mayores problemas. Estos suelen aparecer en las fases III y IV, que es cuando se podría requerir cirugía. Cuando una hemorroide se encuentra en fase I no suele ser visible (la inflamación se encuentra en la pared del ano), mientras que en fase II es un poco más grande pero sigue permaneciendo dentro del ano. Las hemorroides en fase III aparecen fuera del ano, aunque en muchas ocasiones se pueden introducir con facilidad, mientras que en fase IV son muy grandes, permanecen fuera del ano y suelen requerir tratamiento quirúrgico. En el caso de que se encuentren en una fase avanzada y estén trombosadas (provocando una hinchazón púrpura y dolorosa) o provoquen coágulos requieren tratamiento médico inmediato.
Factores de riesgo
Pese a que la aparición de hemorroides se suele relacionar con un esfuerzo excesivo de los esfínteres, no está claro que sea siempre la causa, ya que al parecer pueden deberse también a factores genéticos. Es importante, sin embargo, estar pendientes de nuestra actividad intestinal y evitar en la medida de lo posible tanto el estreñimiento como la diarrea, tomando las medidas necesarias en el caso de que se presenten. Es fundamental seguir una dieta rica en fibra si tendemos al estreñimiento y una dieta astringente si tendemos a las diarreas (muchas mujeres las sufren durante la menstruación). También debemos evitar estar de pie o sentadas durante muchas horas, aunque en mujeres jóvenes en muchas ocasiones las hemorroides suelen aparecer durante el embarazo o el parto. Una buena higiene anal es también muy importante para que no nos molesten.
Ojo a los sangrados
El sangrado, el prurito, el dolor y la hinchazón son los principales síntomas de las hemorroides, que pueden influir en nuestra calidad de vida. No obstante, si los síntomas persisten es necesario acudir a un especialista que descarte otras patologías del tracto digestivo que podrían ocasionar problemas similares, sobre todo el sangrado. Una simple colonoscopia sirve para evidenciar otras afecciones.
Y si aún así me siguen molestando…
Si las hemorroides persisten pese a haber introducido los cambios pertinentes en la dieta y las medidas de alivio, es probable que haya llegado la hora de probar con un procedimiento no invasivo, que suele realizarse sin anestesia y generalmente de forma ambulatoria. De hecho, lo habitual es que las hemorroides no requieran una intervención quirúrgica para extirparlas, cosa que suele ocurrir en un porcentaje muy bajo de los casos. Una de las más habituales es la ligadura con banda elástica, que corta la circulación de la hemorroide de manera que se acaba desprendiendo una semana más tarde. También podrían prescribirnos la escleroterapia, que consiste en inyectar una solución química en el tejido de la hemorroide para reducirla, o la coagulación mediante láser, que hace que las hemorroides pequeñas se endurezcan y se sequen.
Otras precauciones…
Evita la ropa interior excesivamente apretada, de tejidos sintéticos y los tangas. Lava siempre la ropa interior con un jabón neutro y evita también los pantalones y medias apretadas.