TÉCNICAS Y TRUCOS
El chupete puede resultar un objeto muy útil durante los primeros meses de vida de un bebé puesto que reduce el estrés y le ayuda a calmarse, sin embargo a la larga puede suponer un problema puesto que genera dependencia.
El momento de dejar el chupete puede generar un conflicto que a las familias les cuesta afrontar. En este artículo te explico los pros y contras del chupete y te doy unos consejos para que el momento de abandonarlo para siempre sea lo más llevadero posible para el niño.
El chupete es un objeto diseñado imitando al pezón materno. Por ello, al succionarlo se activa un reflejo natural que relaja al niño, la succión no nutritiva. Este reflejo calma a los bebés reduciendo el estrés ante situaciones frustrantes, ayuda a conciliar el sueño y ofrecen una distracción temporal cuando se producen caídas, rabietas o exploraciones médicas.
Además su efecto es positivo durante los vuelos en avión, por ejemplo, ya que evita que los cambios de presión produzcan molestias en los oídos.
A parte de esto, diversos estudios han demostrado que el uso del chupete durante el sueño en bebés menores de un año disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante ya que la succión continua durante la noche parece evitarlo por mecanismos aún desconocidos.
Durante las primeras semanas de vida el uso del chupete puede interferir con la lactancia materna puesto que la forma de succionar es diferente y esto puede confundir al bebé dificultando el agarre al pecho. Es por esto que no se recomienda introducir el chupete hasta que la lactancia materna esté bien establecida (normalmente a partir de las 2 semanas de vida).
Su uso se relaciona con mayor frecuencia de otitis repetitivas (infecciones del oído medio) debido a que la succión continua puede facilitar el desplazamiento de las secreciones o mucosidad desde la boca hasta el oído.
Puede producir infecciones en la boca por una incorrecta higiene del chupete como aftas, herpes u hongos.
Puede producir caries en los primeros dientes, sobre todo si se moja el chupete en azúcar o miel.
El uso a largo plazo del chupete se asocia a maloclusión dental ocasionando con mayor frecuencia mordida abierta y deformaciones del paladar o la mandíbula.
Puede retrasar el inicio del habla o alterar la pronunciación de algunas palabras debido a que impide que la lengua se mueva de forma natural.
Para evitar algunos de estos inconvenientes, los pediatras recomendamos retirar el chupete antes de los 2 años.
Es natural que nos cueste dar este paso ya que dejar el chupete va a suponer probablemente una alteración transitoria del sueño del niño o unos enfados o rabietas más frecuentes de lo habitual, pero debemos tener claro que una vez decidido es importante mantenerse firmes en la decisión y no dar marcha atrás.
Sólo harán falta 2-3 días para que el niño se acostumbre a la vida sin chupete y pueda calmarse mediante otros medios.
Lo más importante para dejar el chupete que el niño participe de la decisión mediante los siguientes recursos:
Por ejemplo: se pueden meter en una caja y regalárselos a algún bebé recién nacido de la familia o amigos, se pueden ofrecer como intercambio a Papá Noel o a los Reyes Magos a cambio de regalos, intercambiarlo por algún peluche o juguete de su elección…