TEMAS SENSIBLES
Si hablar de sexo a veces es difícil dentro de la pareja, poner sobre la mesa la posibilidad de una vasectomía puede suponer un verdadero problema.
La vasectomía es un método anticonceptivo permanente para los hombres, que consiste en cortar los conductos que transportan los espermatozoides desde los testículos, de modo que el semen eyaculado no contenga esperma. Se trata de una una pequeña punción en la piel del escroto que no requiere puntos de sutura, un procedimiento que dura aproximadamente media hora y se realiza con anestesia local, pero que los mitos y la desinformación ha hecho que genere miedo y dudas.
Una de las preguntas que suelen hacerse los hombres sobre la vasectomía es si afectará a su sexualidad. Algo que no suelen compartir con sus parejas y que puede llegar a convertirse en un tema tabú, difícil de discutir. En estos casos, escuchar en boca del médico que la intervención no causará ningún impacto sobre la erección, el orgasmo o la libido, y que el semen seguirá siendo el mismo solo que no contendrá esperma, suele aliviar las tensiones. Ana Sierra, psicóloga, sexóloga y escritora, nos da unos consejos sencillos para charlar tranquilamente sobre la vasectomía sin que tu chico se sienta incómodo.
1. Buena comunicación. Si la pareja tiene una buena comunicación de base, todo resultará más sencillo. “Aunque ahora no pienses en la vasectomía como una opción cercana, crear espacios para comunicación desde el inicio de la relación es fundamental para poder tratar y negociar cualquier cuestión que afecte a la misma más adelante”, dice Sierra.
2. Crea un espacio para hablar. Si deseas proponer a tu pareja que se realice la vasectomía, encuentra un momento tranquilo para poder hablarlo sin interrupciones. Fuera pantallas (tele o teléfono), con hijos dormidos o en el cole. Si no consigues encontrar el momento, habrá que crearlo de mutuo acuerdo. “Sé directa: quiero comentarte una cosa tranquilamente, ¿qué te parece hablar hoy cuando nos quedemos solos? O pregunta cómo tiene la semana y buscad un hueco en vuestras agendas”.
3. Claridad mental. A veces, por la noche, el agotamiento puede hacer que una conversación tranquila y positiva para ambos se convierta en una discusión innecesaria.
4. Mejor con amor. Toda relación ha de tener un ingrediente fundamental: el amor. Que va desde su forma básica, el respeto, a el AMOR con mayúsculas, como puede ser el amor de pareja. “Cuando el amor no está presente en nuestras interacciones con la persona que comparte nuestra vida íntima y familiar, es que tenemos una GEA (Gestión Estratégica del Amor) inadecuada”, asegura la creadora de este método. “No olvides que la propuesta que le vas a hacer tiene que salir desde ese sentimiento de amor, ya sea bajo o intenso, y sobre todo de amor a ti misma, porque no solo deseas que diga sí, sino que con ello te sientas más tranquila y tu relación mejore”. Independientemente de la decisión final, procurad que no falte el amor, pues es el pegamento que os mantendrá unidos, a pesar de las diferencias.
5. Es cosa de dos. Que quede claro que es una decisión conjunta, desde la madurez. No sirve contestar a la ligera, con presiones o incluso aceptar "para que te dejen en paz" o negarse en rotundo sin posibilidad a negociación porque "no está para tomar esa decisión en ese momento". Si descubrís que el momento no es el adecuado, Ana Sierra propone buscar, desde el cariño, otro encuentro más propicio. “Aunque sea una de las partes la que se realice la intervención, es algo que afecta a los dos y al conjunto de la unidad familiar”.
6. Saber formular la propuesta. Es importante que cuando se proponga o negocie este tema seas capaz de asimilar la información y proponerlo adecuadamente. Para que así sea, la asertiva ha de ponerse en práctica. ¿Cómo? “Empatizando, compartiendo nuestra opinión, asumiendo y transmitiendo que entendemos que la suya pueda ser diferente a la nuestra y proponiendo lo que consideramos oportuno en base a unos aspectos que favorecen a ambas partes y beneficiarán a diversas áreas de la relación y de la famila”, aconseja la experta.
7. Pros y contras. Por supuesto, hay que informarse previamente de lo que beneficiará y lo que supone dicha intervención. Tener claro que no queremos aumentar la familia y qué posibilidad hay de querer hacerlo en un futuro si se cambia de idea o de pareja. Sierra recuerda que “es necesario analizar estos puntos desde una perspectiva de género pues, cultural y socialmente, se ha naturalizado que seamos las mujeres las que tenemos que tomar las medidas de anticoncepción necesarias, incluso asumiendo riesgos que pocas veces se visibilizan a la pareja, como puede ocurrir con determinados métodos hormonales”.
8. Apoyo moral. El acompañamiento en el proceso ha de ser visibilizado tanto durante la búsqueda de información previa, como en el momento de la intervención y después de esta. “Es una responsabilidad de ambos de principio a fin, que sea una única persona la que lleve esta labor podría ser perjudicial”.
9. Lo hago por mí. Aunque la decisión sea conjunta, ya que os beneficia a los dos, no te conformes con un, "venga, vale, lo hago por ti". De ser así estaría depositando en ti toda la responsabilidad y puede que más adelante te lo lance como supuesta prueba amor o incluso para hacerte ver que le manejaste cuando él no quería. “Tanto si se toma la decisión de hacerlo como si no, han de quedar claras vuestras opiniones y, aunque lo haga por el bien común, ha de reconocer que lo asume con la responsabilidad compartida que corresponde”, insiste esta profesional.
10. Celebrad. “Es importante reforzar los logros”, señala la psicóloga y sexóloga Ana Sierra. “Si conseguís llegar a un acuerdo, ¡celebradlo! Puede ser con un pequeño gesto, como un abrazo o yendo a cenar juntos, pero que sea motivo de felicidad”. Si habéis decido buscar otras opciones, también podéis celebrar que os entendéis a pesar de las diferencias y que incluso esta os hará crecer y reforzar vuestro vínculo. “Siempre es motivo de celebración saber hablar con tu pareja”.