CONSUMO
¿Eres de las de café por la mañana o sí o sí? ¿No eres persona si no te tomas un café? Si es así, toma nota de estos consejos para elegir un buen café.
Sí, no hay duda: entre los aromas más maravillosos del mundo está el del café recién hecho (sí, aquí una amante del café). Da igual cómo te guste: solo sin azúcar, con; con leche; manchado; americano, por la mañana, a media tarde, con hielo…
Hoy te vamos a contar en qué debes fijarte a la hora de comprarlo. Si eres de los de hacerte el café en casa, nada de cápsulas o de cafés ya hechos, te recomendamos, aunque sea algo más engorroso, que lo compres en grano porque siempre conserva más lo aromas a que si lo adquieres ya molido. Claro está, deberás tener un molinillo en casa, que es algo que puede resultar vintage pero no pierdas de vista que lo vintage vuelve.
Una vez dicho esto, también conviene fijarse en “Origen del café, variedad a la que pertenecen los granos, ingredientes de la mezcla, aroma y sabor y forma de elaboración son claves para disfrutar de cada sorbo”, dicen los expertos de la firma vasca Kaiku Caffè Latte.
Origen del café: India, Etiopía, Colombia, Honduras o Guatemala… “El origen del que provengan los granos de café determinará su sabor y su calidad. Aunque es complicado apreciar los matices para los bebedores de café con un paladar medio, sí que es importante fijarse en la procedencia y poder trazar el camino al origen”, dicen en Kaiku Caffè Latte.
Variedad: existen diferentes variedades de café. “Las más comunes arábica y robusta, y las menos frecuentes libérica y excelsa. A la hora de elegir la mejor, quédate con los granos de café arábica puesto que son los de mayor calidad y equilibrio entre el sabor y la cafeína”.
Procesado: lavado, natural o honey. “El grano de café proviene de una baya, que cuando se recolecta está fresca, como podría ser una cereza. Esas bayas se deben secar antes de consumirse, pero hay diferentes procesos que dan lugar a diferentes opciones: lavado, honey o natural. Para obtener un café natural, por ejemplo, el fruto se pela tras el secado. En el proceso honey y despulpado natural, se limpia antes una parte del fruto (la piel y parte de la carne) y otra parte se quita después del secado. Un café lavado, sin embargo, es un grano al que se le han retirado varias estructuras al grano antes de secarlo. Con el proceso de lavado se obtiene un grano “limpio” que gusta mucho a los expertos y a amantes del café”.
Fechas: “Debes fijarte ante todo en la fecha de tueste. Entre que un grano se cultiva en origen y llega a la taza hay mucho trabajo, pero relativamente poco tiempo. Lo ideal es que el café se tueste ya en el destino y no pase más de un mes desde que es tostado hasta que se consume”, comentan en Kaiku. Busca cafés que hayan sido tostados de tres a cinco días antes y estará listo para consumir cuando cumpla ocho días de tueste y hasta los 21 aproximadamente. Por supuesto, no es necesario tal grado de especialización, pero sí tener en cuenta que no por estar recién tostado el café es mejor.
Y si vas a comprarte un café ya hecho, de estos para consumir mientras vas de un lado para otro, valora sobre todo que tenga pocos ingredientes, los esenciales no más (café, leche y azúcar, si es que lo quieres con azúcar) y nada más. Los buenos cafés no llevan de mucho artificio.