TIENE QUE ACOSTUMBRARSE A ESTAR RATOS SIN MAMÁ
Hoy me gustaría compartir con vosotr@s lo orgullosa que me siento de la pequeña de la casa. Ser madre es algo maravilloso, cada día, cada minuto y cada segundo que paso viéndola crecer es un auténtico regalo. Esto que estoy diciendo, es algo que desde que formé mi familia lo tenía muy claro, pero ahora que estoy trabajando y no puedo pasar muchos momentos con ella, lo valoro infinitamente más.
Con los grandes, es diferente porque estaban ya acostumbrados a estar en el colegio y a pasar tiempo con otras actividades, pero tengo que decir que la pequeña se ha acostumbrado rápido a estar muchos ratos sin mamá.
Evidentemente esto me hace sentirme muy orgullosa de ella, porque va siendo independiente para muchas cosas y demuestra una inteligencia que a veces nos deja con la boca abierta en casa, pero a la vez siento mucha pena porque a veces pienso que me estoy perdiendo muchas cosas de ella.
Hoy en día siendo tantos en casa, trabajar es importante y si además, es un trabajo que me encanta como el mío, mejor que mejor, pero a veces añoro los momentos a solas las dos en cama, o nuestros paseos matutinos a ver a los “pipis” que están en el parque de delante de casa, y tantos y tantos ratos que compartíamos juntas.
Imagino que esta sensación agridulce las tendréis muchas de vosotras y poco a poco me iré acostumbrando, pero ahora al ver que ya casi se ha acostumbrado a estar menos conmigo, lo llevo un poco regular.
Espero que muchas me escribáis para decirme que esta sensación pasa rápido, como hicisteis cuando dejé a Anita en la Guarde la primera vez. Ahora no es Anita la que se tiene que acostumbrar, ahora soy yo. Espero ser tan campeona como ella.
Deciros a las mamis que estéis aún de baja maternal o que estéis a punto de incorporaros a trabajar por primera vez como fue mi caso, que aprovechéis al máximo los momentos que os quedan con los peques, porque luego se echan muchísimo de menos. Son momentos para toda una vida, inolvidables.