NO LA DESPERDICIES
Normalmente desechamos la piel de manzana como un desperdicio, pero en lugar de tirarla, podemos darle una segunda vida en algunas tareas del hogar. Te contamos algunas de ellas.
Cuando vamos a comernos una manzana e incluso para hacer muchas recetas, es posible que terminemos pelando su piel y posteriormente, la desechemos tirando los restos a la basura. Sin embargo, probablemente no sepas que puedes dar una segunda vida a la piel de manzana. Es cierto que también puede servirte para infusiones, postres e incluso ensaladas, pero dejando a un lado el mundo culinario, también la puedes integrar y utilizar en algunas tareas del hogar como la limpieza.
Dentro de las tareas domésticas, donde mayor uso puedes dar a la piel de manzana es, sobre todo, en la cocina. La piel de manzana resulta muy efectiva para eliminar manchas y grasa. Te vamos a contar cómo puedes utilizarla para dejar tu hogar impecable. También puedes visualizar nuestro vídeo para más detalles.
Limpieza de recipientes y utensilios de aluminio
La piel de manzana contiene ácido cítrico que actúa como desengrasante natural
El ácido cítrico de la manzana resulta ideal para limpiar utensilios y recipientes de aluminio, ya que actúa como desengrasante natural. Para hacerlo, simplemente basta con calentar a fuego lento agua e introducir y sumergir las pieles de manzana junto con los cubiertos o utensilios de aluminio durante aproximadamente 30 minutos. Pasado este tiempo, tan solo tendremos que escurrir el agua, dejar enfriar y frotar los objetos con un trapo limpio. El material queda como nuevo.
Limpieza de la vitrocerámica
La piel de manzana también resulta ideal para hacer que la vitrocerámica vuelva a brillar. Para conseguirlo, antes debemos saber cómo se prepara este remedio. Lo primero que tenemos que hacer es calentar agua hasta que comience a hervir y después bajamos la temperatura para que se mantenga a fuego lento. A partir de entonces, sumergimos las pieles de manzana y daremos vueltas vigilando que no queden pegadas al fondo. Cuando notemos que la piel está blanda y que el agua ha cogido algo de color, apartamos la olla del fuego y esperamos a que se enfríe.
Ahora llenaremos una botella de spray con la solución para pulverizar la placa dejándola actuar durante unos minutos. Después, con un paño seco retiraremos el exceso, y si hace falta insistiremos en las manchas más complicadas de eliminar. Con este sencillo remedio habremos recuperado el brillo original de nuestra vitrocerámica.
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