No es incompatible

Cómo tener sexo ocasional cuando vives con tus padres

Ya sea para ahorrar dinero, para cuidar a un miembro de la familia o para no acabar convertidos en un okupas, lo cierto es que más de un tercio de los adultos jóvenes viven actualmente con sus padres. Cualquier creería que esto puede ser un hándicap a la hora de ligar, sin embargo, recuperar el espíritu de la adolescencia en tu cuarto de toda la vida y tener acceso ilimitado a la nevera de mamá no suena tan mal. Vivir en la casa familiar es bueno y muy europeo. Ya tienes un mantra que repetir 20 veces al día frente al espejo para no decirlo nunca en una cita.

Pareja joveniStock

Eso sí, si bien vivir como un ‘millennial’ puede tener su rollo, tener relaciones sexuales en tu hogar natal como adulto requiere de una buena dosis de energía y un poquito de delicadeza. Si sigues estas reglas conseguirás que funcione, o al menos evitarás que tu pareja salga corriendo:

Regla 1: No te pases defendiendo tu vida en casa

A veces te sientes un avergonzado y saltas a la defensiva ante cualquier comentario, explicando en exceso las razones por las que aún no te has independizado o has tenido que regresar. Resiste el impulso. Hay algo peor que vivir en casa de tus padres: sentirte inseguro de vivir en casa de tus padres. En otras palabras: lo malo no es el crimen, es encubrirlo.

Regla 2: Insonoriza la habitación

Vas a tener que preparar la habitación "a prueba de ruido". Para ello puedes empezar colgando cuadros y estanterías en las paredes para hacer que el sonido reverbere y haya eco a través del espacio. Las cortinas de techo también evitan fugas de sonido hasta la habitación de al lado. Y la puerta se puede aislar tapando la grieta entre el suelo y la parte inferior de la madera con toallas enrolladas (si corre prisa) o haciendo una serpiente de tela gruesa rellena de retales viejos. Para estabilizar la cama lo mejor es poner tapones de goma a las patas, y si chirría mucho, prueba a colocar un cubre colchón de espuma entre el colchón y el somier, y aprovecha para apretar tuercas y engrasar un poco el armazón.

Regla 3: Asegúrate de que todos duermen

Normalmente, el mejor momento para hacerlo tranquilamente es cuando tus padres están profundamente dormidos. Para estar seguros de ello conviene hacer un reconocimiento de la situación. El truco de salir de la habitación para ir al baño y de paso echar un ojo a la habitación de tus padres siempre ha funcionado. Muy teenager, sí, pero también muy práctico.

Pareja besándose | iStock

Regla 5: Los calentones fuera de la cama

Las habitaciones menos utilizadas de la casa son perfectas para echar un polvo rápido y furtivo sin levantar sospechas. La habitación de la lavadora, el aseo de abajo, el dormitorio de invitados o incluso el garaje. Si el coche familiar duerme bajo techo, podéis esperar a que anochezca y todos duerman para escabulliros a la cochera y haceros un Titanic.

Regla 6: Hazlo oficial

Si vives con tus padres, ten por seguro que vas a tener que presentar a tu amante más pronto que tarde. Al fin y al cabo, es un desconocido que entra a su casa a deshoras. Partimos de la base de que te llevas bien con ellos, porque si les odias quizás deberías dejar de vivir de sus ahorros para la jubilación. Si no quieres que el primer encuentro de tu cita con tu madre sea desnudo de camino el baño, ya puedes hacerlo pronto. No hace falta que organices una pedida de mano, haz que sea algo casual. “Mamá, papá, este es mi amigo/compañero de clase/colega de trabajo fulanito” (por favor al menos acuérdate de su nombre). No hace falta que sepan más detalles. No les hará tanta gracia que deambule por sus pasillos el tío al que has conocido esa noche si saben que es ‘el tío que has conocido esa noche’. Y relájate, que en este siglo los padres no obligan a sus hijas a casarse con el primero al que traigan a casa. Haciendo las presentaciones de forma natural te estarás ganando su confianza. Respetarán tu intimidad, pues eres adulta. Y oye, si ese tío acabe siendo el hombre de tu vida ya tendrás el trabajo hecho.

En resumen, si vives con tus padres y quieres tener una vida sexual sana o al menos razonablemente satisfactoria, debes ser creativa. Especialmente si son padres que esperan que te cases y te largues, pero te abstienes porque no tienes pasta, porque estás muy cómoda o porque no sabes muy bien qué hacer con tu vida en este momento. Vivir bajo su techo implica superar diferentes niveles de incomodidad, en especial para tener sexo. Su casa, sus normas. Pero, ¿para qué están las reglas si no es para romperlas?