Sexo y contaminación
No se trata solo de elegir productos más sostenibles, sino sobre todo de saber cómo desecharlos correctamente.
Cada vez estamos más preocupados por el medio ambiente y, aunque sabemos que en realidad reducir la contaminación depende de la creación de políticas sostenibles y de que se involucren las grandes empresas, también tenemos en cuenta que cada granito de arena cuenta, por lo que cada vez somos más conscientes de los cambios que podemos hacer, para ayudar a nuestro planeta. Desde la ONU se ha advertido de la necesidad de reducir el consumo de carne y, por supuesto, también de la necesidad de reducir los residuos plásticos, pero queda una pregunta fundamental: ¿también tenemos que cambiar la forma en la que tenemos sexo? O dicho de otra forma, ¿es el sexo ecosostenible?
“La ecosostenibilidad total no existe, siempre habrá algún aspecto o matiz que se nos pueda escapar, por no hablar de que la realidad en la que vivimos no es totalmente eco” aclara Lara Amezaga, coach sexual y experta en Tupersex.
No obstante, para la experta sí que existen ciertas conductas que podemos tener en cuenta. De hecho, la coach asegura que existe una preocupación creciente por este tema. “Antes, apenas se tenían estas cosas en cuenta, como mucho se preguntaba por los componentes de algunos productos de cosmética erótica en caso de alergias o sensibilidad a algún ingrediente. Hoy en día, todos estamos muchísimo más concienciados con el medio ambiente y nuestra huella residual, no solo se nota en las marcas, que ya han empezado a ser más consideradas con el planeta, sino en las personas usuarias, que prestan cada vez más atención a todos estos aspectos”.
En este sentido, como experta, Amezaga aclara varios puntos clave. En primer lugar, en lo que respecta a la propia juguetería, “Es importante recalcar que lo mejor es huir del PVC”, apostando por otros materiales como la silicona médica o el cristal de borosilicato. La experta aboga por tener en cuenta no solo el material del propio juguete, sino también su packaging. “Por ejemplo, que venga en caja de cartón reciclado, evitando plásticos y embalajes innecesarios”.
Otra idea importante es cómo actuar no solo a la hora de comprar, sino a la hora de desechar. “Cada vez más tiendas eróticas cuentan con un punto de recogida de juguetes, además es raro el lugar que no cuente con un Punto Limpio, aunque hay personas que les da apuro llevar allí su vibrador. También, cada vez más municipios cuentan con mini puntos limpios para Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
A continuación estaría la cuestión de la cosmética erótica, es decir, lubricantes, geles de masaje y otros productos similares. “En este sentido siempre podemos recurrir a opciones desarrolladas con base de agua o aloe, huyendo, de los derivados del petróleo, si no es posible acceder a un producto vegano, 100% orgánico”, que pueden tener un precio mayor.
Aunque sin duda, todos estos artículos relacionados con el sexo son complementarios y no siempre hacemos un uso diario, por lo que el quid de la cuestión parece estar en un producto básico, como es el preservativo. “Los preservativos siempre han de ir a la basura de residuos orgánicos”, es la primera idea que aclara Amezaga, dando por sentado que prácticas como tirarlo en la calle están más que descartadas.
No obstante, la experta insiste en que aunque este tipo de productos pueda contaminar, prima la necesidad de usarlos para proteger nuestra salud, así que nuestros esfuerzos han de centrarse en desecharlos correctamente. “No debemos olvidar que los preservativos son necesarios, por lo que no debemos limitar su uso”, aunque han surgido marcas que aseguran tener un proceso de fabricación más ecofriendly. “Lo que sí podemos hacer es desecharlos correctamente, nada de WC, ya que son muy perjudiciales tanto para el ecosistema marino, con todo lo que eso conlleva, y para el sistema de agua sanitaria de nuestras ciudades”, concluye Amezaga.