CONSULTA PEDIÁTRICA
Los bebés y niños todavía no han aprendido a sonarse y es por eso que cuando están resfriados se les acumulan los mocos y les cuesta más sacarlos. Para solucionarlo, una opción es pedir ayuda a un fisioterapeuta respiratorio.
Estamos en plena época de resfriados, gripes y bronquiolitis y entre los afectados por estas afecciones están también los niños. La tos y, sobre todo, los mocos son de lo más molesto y en el caso de los niños más pequeños, esta incomodidad se agudiza porque todavía no saben o no tienen la habilidad de mocarse. Según la cantidad de mocos, será necesaria la ayuda de un profesional para echar una mano al niño para expulsarlos. Por ello, existe la figura del fisioterapeuta respiratorio.
Para saber de primera mano qué es la fisioterapia respiratoria y qué beneficios tiene para los niños, hemos entrevistado a Jordi Vilaró. Es fisioterapeuta respiratorio, vocal de investigación del Colegio de Fisioterapeutas de Catalunya y profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna-URL.
Vilaró nos cuenta que la fisioterapia respiratoria "lo que hace es, a través de técnicas manuales que se aplican sobre el tórax y el abdomen, modifica los flujos, que es la velocidad con la que entra y sale el aire".
Al tener un resfriado o una gripe "el moco es más de color amarillo verdoso y mucho más espeso", hecho que complica el transporte de las secreciones. Además, las células encargadas de esta acción, los cilios, no pueden trabajar con normalidad por las secreciones más densas y más viscosas producidas cuando hay una infección respiratoria. "Gracias a la acción de cambio de flujo que se ha hecho a través de la fisioterapia, los cilios pueden trabajar mejor y hacerlo mucho más rápido", detalla el experto. En bebés y niños a todo esto se le suma su menor capacidad pulmonar.
El profesor puntualiza que deben pasar uno o dos días antes de llevar al niño a sesiones de fisioterapia respiratoria "porque en todas las infecciones respiratorias, mayoritariamente, el moco aún es muy líquido durante las primeras 24 - 48 horas".
Aunque, como en todo, cada caso es distinto y dependerá de cómo evoluciona la infección: "a veces, esto tiene una evolución natural y se ha solucionado de forma espontánea, pero cuando vemos que este niño empieza a tener tos, que no acaba de arrancar, se despierta por la noche, es un momento identificativo que hace falta una ayuda para poder sacar todas estas secreciones", comenta Vilaró.
Un detalle importante a tener en cuenta es que la fisioterapia respiratoria se puede aplicar a un bebé "a partir del primer día de haber nacido". Pone como ejemplo casos del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde hay fisioterapeutas respiratorios trabajando con bebés recién nacidos hasta incluso con bebés prematuros "que nacen con 6 meses de gestación".
En primer lugar, el fisioterapeuta realiza una exploración "sobre todo basada en la auscultación pulmonar" y por la zona de la musculatura del cuello, la parte superior del tórax y el diafragma para tener claro cómo intervenir y tratar las secreciones que están más profundas, las que están más hacia la tráquea o las que están en la cavidad nasal. Vilaró explica que "nosotros también nos centramos si detectamos que hay secreciones en la nariz porque uno de los problemas de los niños es que hacen mucha secreción dentro de la nariz, ya que no son capaces de sonarse porque no saben y no tienen esa habilidad".
Por lo general, se llevan a cabo entre 3 y 5 sesiones. Las dos o tres primeras son seguidas, un día detrás de otro, y las siguientes dependen de la evolución. En los casos más complejos, pueden llegar a hacerse hasta "6, 7 u 8 sesiones, pero no es lo habitual".
En niños a partir de los 4 años, la fisioterapia respiratoria se utiliza para educar los "patrones respiratorios" (como por ejemplo, enseñar al niño a respirar bien por el diafragma) y en enfermedades crónicas como el asma y la fibrosis quística, "en las cuales hay una alteración de permanente o importante de la función pulmonar", concluye el experto.