LO ESTÁS HACIENDO MAL
El sumidero del fregadero es ese agujero negro de la cocina que parece que lo engulle todo y que pasando el estropajo queda limpio, ¡pero no! En realidad es uno de los lugares más sucios de tu casa. En este artículo te explicamos cómo se debe limpiar para que quede impecable.
Las lavadoras, los lavavajillas y el fregadero de la cocina son lugares que empleamos para lavar y limpiar cosas. Sería lógico pensar que están limpios por el mero hecho de que están cubiertos de agua y jabón constantemente, pero nada más lejos de la realidad.
Precisamente porque son lugares que se emplean para limpiar ropa, platos y otros utensilios, toda la suciedad que hay en ellos se queda acumulada en paredes, filtros y sumideros.
Mientras que hacer una limpieza profunda de la lavadora o del lavavajillas puede que sea una tarea que hacemos de forma más eventual, el fregadero de la cocina lo limpiamos prácticamente cada vez que acabamos de fregar los platos.
Con pasar el estropajo enjabonado por las paredes, fregar con esmero el sumidero -después de eliminar los restos de comida- y secarlo todo cuidadosamente con una bayeta para que no queden restos de cal ni manchas de las gotas de agua, parece que lo tenemos todo hecho, ¡pero no es suficiente!
En este artículo te explicamos cuál es la mejor técnica para limpiar en profundidad el sumidero del fregadero de la cocina. Es tan simple que te sorprenderá no haberlo descubierto antes. ¡Sigue leyendo y no pierdas detalle!
Sacar el tornillo del desagüe: la clave
Los restos de la comida se acumulan en una pieza del sumidero que podemos extraer para tirarlos a la basura cómodamente. Cuando lo hacemos, todavía queda un sumidero más que se interpone entra la fregadera y la tubería de PVC que va directa al desagüe. Esa es la pieza que hay que retirar para dejar impoluto el sumidero.
Parece complicado, pero es tan sencillo que ni siquiera necesitas recurrir a la caja de herramientas. Utilizando el borde de la pieza extraíble del sumidero puedes desenroscar el tornillo del desagüe, está diseñado para ello y encaja a la perfección. Una vez que retires la pieza, podrás sacar el desagüe y acceder directamente a la tubería de PVC para retirar toda la suciedad acumulada.
Tus aliados: bicarbonato, vinagre blanco y agua tibia
En lugar de rascar y frotar, solo debes verter un par de cucharadas de bicarbonato en la tubería, así como en el desagüe que acabas de retirar. Acto seguido, empapa bien el bicarbonato con vinagre blanco -o de limpieza- y deja que la mezcla actúe durante una hora aproximadamente, en este tiempo el bicarbonato reaccionará y desincrustará toda la porquería acumulada.
Una vez haya hecho efecto la mezcla, es posible que con una cuchara se pueda recoger la suciedad y tirarla a la basura. Si todavía quedan restos, usa un pequeño cepillo -por tamaño recomendado puedes reutilizar un cepillo de dientes viejo- y pásalo por toda la superficie para asegurarte que la tubería y el desagüe quedan impolutos.
Para acabar, solo debes verter un par de litros de agua tibia para eliminar el bicarbonato, el vinagre y los restos que hayan podido quedar tras pasar el cepillo. Una vez que lo veas limpio, solo debes volver a colocar el desagüe en su sitio, enroscar el tornillo central de la misma manera que lo has extraído y ¡fin! Sumidero del fregadero impecable y libre de bacterias.