Manual de supervivencia
Ligar se ha convertido en un suplicio para muchas y en un juego sin límite de tiempo para otras. Así es como ligamos con miedo y detrás de las pantallas
Estamos en tiempos de feminismo. El mensaje nos ha calado y lo llevamos allá donde vamos y por supuesto que a la hora de ligar no se nos olvida que no haremos nada que no nos apetezca hacer. Hasta aquí todo perfecto, pero ahora vamos a ver la otra cara. Estamos un poco cansadas de oír eso de que ahora “ni se puede ligar”, “no te puedes acercar a una chica” y otras perlas como estas que os aseguramos que no son verdad.
Lo que sí es verdad es que la manera de ligar ha cambiado, y menos mal, y hay que actualizarse un poco para triunfar delante de esa persona que tanto nos gusta.
Con todos los cambios que estamos viviendo los últimos años entendemos que hay muchos y muchas que se sienten perdidos. Ha comenzado a aparecer un temor que está corriendo como la pólvora. Tras el #MeToo y las crecientes noticias sobre denuncias por acoso en lugares de trabajo a muchos se les ha atragantado un poco esto de ligar y es que tenemos por un lado este temor creciente y por el otro el síndrome de Tinderella, uno de esos que han aparecido en el siglo XXI y que describe el placer de alargar el flirteo hasta límites insospechados refugiándose en el anonimato de las aplicaciones para ligar. Nos preguntamos, ¿no son la cara de la misma moneda? El miedo al enfrentamiento cara a cara ya sea disfrazado de placer por ligar sin tiempo límite o directamente no salir de casa prefiriendo la manta, como está haciendo la generación Z, encontrando así otra forma de retrasar ese estresante momento vital.
Beatriz Cerezo y Nuria Arrebola de Espai Indàgora, espacio de psicología, afirman que “Es algo que sucede tanto en jóvenes, como adultos, como personas de más de 50… el tema de los afectos es algo que atraviesa a todas las identidades. El reconocimiento, la aceptación, la necesidad de cariño por parte de las personas es algo que nos determina como seres sociales. En el acto de ligar se pone en juego el resultado de aceptación o rechazo, si lo hago bien me aceptan, si lo hago mal me rechazarán, lo que implica una simbolización de mi persona como de ser insuficiente, no válido. Eso produce muchísimo miedo, hay mucho en riesgo con cada acto y pasito que damos en el ligar”.
Además, hacen hincapié en las diferencias que socialmente están marcadas a la hora de ligar según el género con el que nos identificamos y el tipo de parejas que formamos. “Respecto a parejas heterosexuales, puede estar influenciando el hecho que los parámetros sociales respecto a ligar han cambiado, porque está cambiando el paradigma relacional. Hasta ahora teníamos muy asimilado el marco del amor romántico, en donde las personas socializadas como hombre tienen un estatus de sujeto que liga, mientras que las personas socializadas como mujeres tienen el estatus de objeto que se deja ligar. Este referente interno a la hora de interactuar se está desmontando y conlleva que las situaciones de ligar estén cambiando, por lo que muchos hombres no saben cómo moverse en los nuevos paradigmas. Entonces, como la masculinidad hegemónica no les deja dudar ni tener miedo, ni crear redes de apoyo entre hombres, acaban bloqueados por el miedo de no saber cómo resolverse”. No debemos olvidar algo realmente importante, a las mujeres también nos gusta el sexo. Nos gusta el flirteo, la seducción, el erotismo, los juegos sexuales pero no nos gusta el baboseo. Cuando este miedo ataca, parece que la única salida es volver a esa actitud del método machaca hasta ver si se consigue y, lo sentimos, pero así no.
Ligar en tiempos de Tinder
El uso de aplicaciones a la hora de ligar tiene sus puntos positivos, como “Borrar mensajes, tomarnos tiempo para escribir, protegernos detrás de una pantalla y poder mostrarnos más abiertamente”, pero también tiene un lado negativo, “Cuando salimos al mundo no digital no sabemos regularnos ni desenvolvernos con la misma facilidad que en el mundo digital, ya que ambos requieren habilidades distintas y si pasamos mucho tiempo en las redes no desarrollamos aquello que en el mundo no digital se requiere” apuntan desde Indàgora.
Si creías que usar una app de ligue no te iba a influir a la hora de ligar fuera de ella o cuando decidieras tener un encuentro real, no andabas muy acertada. Cerezo y Arrebola afirman que, “En las apps depositamos una idea de nosotras que es pensada y reflexionada, por lo que puede darse las situaciones que creamos una imagen de nosotras mismas algo distorsionada. Entonces, a la hora de ver cara a cara a la persona ya tenemos mucha información sobre ella, aunque nunca hayamos interaccionado físicamente. Esto influye seguro, ya que podemos llegar a la situación real con todo un conjunto de impresiones y expectativas de la otra persona que son fruto de esa información del mundo digital, el cual puede no adecuarse a la realidad y conllevar decepciones o frustraciones”
Olvídate del ligue de película
Hollywood y las novelas románticas han hecho mucho daño. La forma en la que vemos ligar, en la que se dan los encuentros y ese amor tan romántico es tan poco real como el sexo en las películas porno. Desde Indàgora nos animan a derribar todas estas ideas y a aprender a escuchar nuestros deseos. Apunta que estos son los pasos para ligar bien y de manera positiva:
- “Habría que empezar a entender que las mujeres somos sujetos con voz propia, que somos dueñas de nuestra sexualidad y que decidimos qué queremos para nosotras mismas”.
- Abandonar “la idea de que si se insiste lo suficiente la otra persona acaba cediendo, como si ligar fuera una cuestión de convencer”.
- “Aprender a lidiar mejor con los rechazos, ya que forman parte del ligar”.
- Recuerda “Ser consciente de que el deseo y la atracción también es algo construido socialmente, que nos atraigan ciertos cuerpos o ciertas personas no es un factor biológico, sino que toda nuestra socialización se ha esforzado para que sea así”.
- “Separar la idea que el deseo es irrefrenable, como si nos dominase una fuerza que está más allá de nuestra voluntad”.
Ligar en feminismo
Aunque parezca increíble, los viejos esquemas de flirteo aún están muy vigentes. Como bien dicen las psicólogas, para cambiar esta situación hay que poner el foco en buscar formas de relacionarnos más éticas. “Estamos en pleno proceso de cambio social, lo que antes funcionaba ya no lo hace y las nuevas normas de vinculación aún no están claras. Este cambio es imprescindible y necesario para una sociedad más justa y respetuosa con la diversidad existente, pero aún andamos en el camino. Estamos en un momento de construcción de nuevas formas de vincularnos, por lo que podemos vernos con inseguridad, incertidumbre y sin saber bien cómo hacerlo. Hay que ser conscientes de ello y pensar cómo lidia cada una con la incertidumbre y la incomodidad para permitirnos seguir explorando nuevas formas que no reproduzcan los viejos modelos” puntualizan.
Por otra parte, desde Indàgora nos animan a romper con la idea de ligar como sinónimo de ganancia y apuestan por unas relaciones que “Nos nutran, sin las expectativas del conseguir, del acumular, porque ahí es entrar en unas lógicas de juego que pueden hacer daño”. “Si no atraemos a las personas que nos gustan también hay que aprender a que no siempre somos compatibles con todo el mundo, hay que aprender también a integrar lo que no puede ser, que somos configuraciones muy diversas, y somos orientaciones del deseo particulares e únicas y que en la diversidad está la riqueza. No enrocarnos y obcecarnos en encajar con calzador con una persona determinada porque yo quiero esa persona determinada, salir de ese egoísmo y dejar a las personas ser”.
Por último, nos animan a pensar en “que nos podría aportar esa persona que nos atrae, porque eso es justamente lo que anhelamos en nuestra vida. Si encontramos lo que nos engancha, quizás pueda orientarse a encontrarlo en otros ámbitos y con otras personas”.