CONSEJO

¿Cómo hay que lavar las mantas y con qué frecuencia deberías hacerlo?

Las mantas son un accesorio del hogar que utilizamos en nuestra vida cotidiana, y aunque algunas las usemos menos, debemos lavarlas igualmente con cierta frecuencia. Estas se ensucian fácilmente con el uso, pero también se les acumula suciedad con el paso del tiempo si están paradas. Aunque se vean con un buen aspecto, debemos darles un agua de vez en cuando para eliminar restos de polvo y otras bacterias.

Las mantas se ensucian con el uso, ya sea por el sudor, la piel muerta, los derrames o la suciedad del ambiente. Si no se lavan, la suciedad y las manchas pueden acumularse y provocar mal olor, irritaciones de la piel o problemas de salud.

Además, el lavado regular ayuda a eliminar los ácaros del polvo, que pueden provocar alergias o asma. Es importante airear las mantas con frecuencia, ya que el aire fresco ayuda a eliminar la humedad, y ayuda a evitar la proliferación de los ácaros del polvo.

La frecuencia con la que se deben lavar las mantas depende del uso que se les dé, pero aunque no las usemos debemos lavarlas cada cierto tiempo.

Sillón con manta | Gtres

A pesar de que las mantas a veces están encima del edredón, se ensucian con la suciedad del ambiente. Por eso, es importante lavarlas de vez en cuando. No es necesario lavarlas tan a menudo como las sábanas, pero sí cada dos meses, aproximadamente.

Para lavar las mantas sin dañarlas, es importante seguir las instrucciones que se recomiendan. En general, se recomienda usar un programa de ropa delicada con agua fría. El detergente también debe ser para prendas delicadas, y es mejor evitar el suavizante, ya que puede hacer que la manta se apelmace. Si la manta tiene un olor fuerte, se puede agregar un chorro de vinagre blanco al agua de lavado. Esto eliminará los olores y evitará que los tejidos se estropeen.

Poner la lavadora | Pexels

A la hora se secarlas, lo mejor es no usar la secadora, ya que las altas revoluciones pueden dañar el tejido. Es más adecuado secarlas al aire libre, en un lugar donde soleado. Para evitar que la manta toque el suelo y arrastre suciedad, puedes colgarla de una cuerda o tenderla sobre una superficie plana.

Además, si estamos enfermos, es importante lavarlas después. Nuestra manta puede estar contaminada con virus y bacterias. Por eso, es importante lavarla en cuanto nos encontremos mejor para que así estos no se queden adheridos a ella. En este caso, se recomienda usar un ciclo de lavado con agua caliente con la temperatura más alta, de al menos 60 grados centígrados. Esto ayudará a eliminar los microorganismos y evitar que se propaguen.

Con estos consejos, podrás mantener tus mantas limpias, frescas y suaves durante mucho tiempo.