Ir a un restaurante debería ser una buena experiencia siempre. Ellos, porque quieren que te vayas con una sonrisa para que vuelvas. Tú, porque quieres disfrutar de ese agradable momento. Pero no siempre es así. Aquí van algunas actuaciones que no debemos tolerar en ningún restaurante.
Muchas veces me han preguntado si me he ido alguna vez de un restaurante antes de empezar. Por supuesto, y a mitad de camino he pedido la cuenta. Y es que, quienes trabajamos en inocuidad de alimentos, tenemos un ojo clínico para que, de un solo vistazo, sepamos que ese no es el mejor sitio para entrar al comer.
Normas sobre la comida de los restaurantes
Que los platos estén limpios y la presentación cuidada se da por hecho, aunque de eso os hablo más adelante. En cuanto a la comida, lo más importante es:
- Nunca deberíamos aceptar un plato en el que encontramos pelo o residuos de suciedad anterior.
- En caso de que el alimento no esté correctamente cocinado, se debe retirar inmediatamente y cambiar de plato (¿qué es eso de cocinar más un filete, por ejemplo, y volverlo a echar otra vez donde estaban los restos? ¡Por favor!).
- Pondremos atención también al aspecto de los alimentos, con buen olor, sabor y textura. Que tenga buen aspecto no indica 100% que no esté contaminado. Que tenga mal aspecto, se acerca más.
- Si hemos pedido una botella de vino, tienen que abrirla delante de nosotros, no aceptaremos una botella ya abierta. En el caso de que sea una copa suelta, deben servirlo en el momento, no traer la copa llena desde la barra.
Las instalaciones siempre limpias
Algunos detalles que pueden hacer incluso que no entremos en un local. La primera impresión cuenta, así que fíate de lo que pienses al principio. Lo más importante en cuanto al local es:
- Si nada más entrar el olor nos echa para atrás, mal vamos.
- Que el suelo esté limpio, haya luz suficiente o las cartas no estén pringosas, serán condiciones indispensables para continuar.
- Que el lavabo esté limpio, además de estar separado de la cocina y el comedor, y disponga de jabón y papel higiénico puede darnos una idea (aunque a veces falla) de cómo estará la cocina.
- Si tienen barra con pinchos, deben estar colocados en la zona de refrigeración si así lo requiere (casi siempre) y nunca (pero oiga, nunca) encima de los refrigeradores, que es por donde se elimina el calor y es la zona con la temperatura más elevada. Será el sitio favorito de las bacterias (si a ti nunca te ha pasado nada, bien por ti).
¿Cómo es un buen camarero o camarera?
En cuento al personal, lo más destacado es lo siguiente:
- La higiene del personal que trabaja allí es clave. No se debería comer chicle, ni tener las manos o la ropa sucias. Obviamente, la higiene propia de los trabajadores es definitiva.
- Sus actitudes también marcarán la diferencia. Si el trapo con el que limpian la mesa es el mismo que con el que limpian la barra, la cafetera y secan los vasos, ya te puedes imaginar el resto. Esa bayeta cobra más antigüedad que él.
- El trato que se da a los comensales también es importante, no solo por la experiencia que nos llevemos, sino porque un trabajador implicado podrá resolver dudas sobre, por ejemplo, algunos ingredientes de los menús ofertados. Este asunto es muy importante en el caso de las personas alérgicas, que necesitan que no haya dudas.
Vajilla, sillas y mesas limpias siempre
La limpieza del menaje debe ser pulcra, especial atención a lo siguiente:
- Que los manteles estén limpios y que no estén rotos.
- Vasos sin roturas ni restos de suciedad.
Obviamente, a todos se nos puede colar algo que no esté impecable, aunque debería revisarse concienzudamente antes, la actuación en el momento en el que se detecta también nos puede dar una idea de si ha sido un fallo puntual o es que hay un problema.
Detalles importantes en los que nos tenemos que fijar cuando vamos a elegir restaurante
Y aquí vienen algunos pequeños tips que, si bien no nos saltan las alarmas, sí nos deberían poner en prealerta. Por ejemplo:
- Una carta inmensa de oferta de platos. Quien mucho abarca poco aprieta. Algunos de esos alimentos llevarán en la nevera el tiempo suficiente para hacerles indefinidos.
- Tener que esperar demasiado y reclamar una y otra vez la atención de los trabajadores.
- Oír gritos desde la cocina o entre el personal, a veces el mal rollo se mastica... y se atraganta.
- Que retiren los platos antes de terminar o que el tiempo entre el plato de un comensal y el resto sea excesivo (al primero se espera, por educación. Al segundo, no, ojo).
- Que te pongan mala cara si pides una jarra de agua del grifo.
La única parte buena de esto es que, quien no cuida todo lo anterior, durará poco tiempo abierto al público. Lo malo, los que lo han tenido que sufrir.