Estarán como nuevos
Hay diversos trucos para conservar tus zapatos en buen estado durante más tiempo. Todo el mundo sabe cuál es el principal, aunque en ocasiones lo pasamos por alto aún sabiendo que estamos cometiendo un error: es fundamental comprar zapatos de calidad, elaborados con buenos materiales, que pueden conseguirse a precios asequibles si aprovechamos rebajas y ofertas puntuales.
Los zapatos de piel sintética, o los que están fabricados con suelas de mala calidad, no solo serán incomodísimos desde el principio, sino que probablemente nos duren menos e incluso puede que huelan fatal. Una vez tengas en tu poder esos zapatos de buena calidad que tanto te gustan, es importante que sigas todos estos consejos para mantenerlos impecables durante mucho tiempo.
Guárdalos en cajas
Evita guardarlos amontonados, pues se estropearán. Trata de conservar siempre las cajas y almacenarlos en sus propias cajas tras su uso, aunque especialmente en el caso de los zapatos estacionales que estarán meses sin utilizar.
Cuidado cuando hagas la maleta
Sabemos que suele ser misión imposible, pero es importante que tus zapatos no sufran cuando los metes en la maleta. Un buen truco es guardarlos separados (nunca uno apretado contra el otro) con los calcetines dentro para evitar que se deformen. Intenta que estén siempre lo más holgados posible y, sobre todo, mételos en la maleta last minute y retíralos inmediatamente en cuanto hayas llegado a tu destino.
Límpialos con asiduidad
Así como lavamos la ropa frecuentemente, son muchas las personas que apenas limpian sus zapatos. Ya puedes agenciarte un kit para limpiar zapatos en casa, que incluya, como mínimo, una esponja, paños, gamuzas, un pequeño cepillo, crema hidratante y betún.
Cambia frecuentemente de calzado
Pasa a menudo que nos entusiasman unos zapatos, que además nos resultan comodísimos, y queremos usarlos a diario. Craso error. Cambia de calzado frecuentemente para que se airee y, si es necesario, déjalo fuera para que respire en lugar de guardarlo directamente en la caja.
No vayas al zapatero cuando sea demasiado tarde
Si tienes entre manos unos tacones muy frágiles, o unos zapatos cuya suela veas que te durará dos días, lo mejor que puedes hacer es acudir al zapatero para que refuerce las suelas antes de que sean irreparables.
No te los quites con el otro pie
Retíralos cuidadosamente con la mano, estirando con cuidado, y nunca los quites presionando sobre el talón con el otro pie. Es muy tentador, sí, sobre todo en los zapatos con cordones, pero tampoco vamos a ganar un tiempo crucial y nuestros zapatos se conservarán en buen estado durante más tiempo.
Usa siempre calcetines
Evita el contacto directo del pie con el zapato, de manera que incluso con las bailarinas trata de usar unos calcetines que al menos te cubran la planta, el talón y los dedos de los pies. No olvides utilizar calcetines de algodón, evitar los tejidos sintéticos, y mantener una correcta higiene tanto de los calcetines como de los pies (que también debes mantener siempre hidratados para que no se deformen).
Cuidadito con el charol
Los zapatos de charol son especialmente delicados y un buen truco para mantenerlos perfectos es limpiarlos con leche. Comienza eliminando la suciedad superficial y las posibles manchas con una gamuza húmeda, y después, mediante un paño de hilo, aplica leche para devolverles el lustre. A continuación vuelve a frotar con una gamuza seca para devolverles el aspecto original.
Hidrata los zapatos
No olvides hidratar convenientemente tus zapatos de piel con una crema que puedes adquirir en cualquier zapatería, que hará que la piel no se agriete.
Protégelos de situaciones que los puedan dañar
Si vas a ir en bici, tal vez una buena idea sea llevar zapatillas y guardar los tacones en el bolso, del mismo modo que si llueve (¿por qué no apuntarse ya a la moda de las botas de agua?) o vas a caminar por algún terreno con arena es interesante hacerlo con unos zapatos de batalla. Si vas en coche, siempre es una buena opción que tengas unos zapatos de repuesto en el maletero, del mismo modo que puedes dejarte unos en el trabajo para cualquier imprevisto climatológico.
Para el ante, púas
No apliques betunes ni hidratantes a tus zapatos de ante, sino un espray que trabajarás con un cepillo de púas. Elimina las manchas puntuales con una goma quitamanchas, y si se te mojan déjalos secar de forma natural, pero ni se te ocurra ponerlos delante de un radiador.
Ojo con las rozaduras
Son un clásico, especialmente en verano, que pueden estropear los zapatos por dentro si la herida es aparatosa. Cura inmediatamente las rozaduras y ponles tiritas, y si aún así te sigue doliendo el pie apuesta por unos zapatos viejos o por una sandalia que no te roce la herida. Si caminas de forma poco habitual para intentar evitar el dolor que provoca el roce puedes acabar deformando para siempre tus zapatos preferidos.