DÍA INTERNACIONAL
En el Día Internacional de Acción contra la Migraña nos centramos en cómo afecta este intenso dolor de cabeza en las mujeres que están embarazadas. Si sueles sufrir episodios de migraña y buscas un bebé, no tienes por qué retrasar tu deseo de ser madre. Entre el 50% y el 80% de lo casos de migraña mejoran durante el embarazo.
La migraña no solo es un intenso dolor de cabeza, sino que suele ir acompañado de un conjunto de síntomas que van asociados a un dolor sordo que evoluciona rápidamente a pulsaciones. Estos síntomas van desde náuseas y vómitos, hasta episodios de ceguera, escalofríos, pérdida de apetito, sensibilidad a la luz o a los sonidos y fatiga, por ejemplo, tal como apunta este artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina.
Dado que la migraña es una enfermedad que tiene su mayor prevalencia en mujeres durante la etapa fértil de su vida, es importante resaltar una evidencia de la que se ha hecho eco este artículo de la clínica Quirónsalud Barcelona: hasta un 20% de las mujeres que la sufren suelen evitar o retrasar el embarazo debido al temor de sufrir graves episodios de dolor de cabeza y las limitaciones de medicación que su estado implica.
Es bien conocido el papel que juegan las hormonas femeninas sobre la migraña. Como durante el embarazo es una etapa donde se producen muchas variaciones en los niveles de estrógenos y progestágenos la intensidad y la frecuencia de las migrañas varían considerablemente.
A lo largo de las primeras semanas y durante todo el primer trimestre hay un aumento progresivo de los niveles de estrógenos que llegan a multiplicar hasta por 30 veces sus niveles fuera del embarazo. Este cambio ocasiona por sí solo los síntomas que una mujer embarazada sufre durante el primer trimestre: náuseas, vómitos, fatiga y malestar general.
Además, en las mujeres que sufren migraña, este aumento hormonal les supone entrar en una fase muy vulnerable, dado que los síntomas se agravan por la enfermedad y, se le suma el intenso y palpitante dolor de cabeza.
La primera parte del embarazo suele producir un aumento de los episodios de migraña, sobre todo si la mujer está con un tratamiento preventivo.
Cuando los niveles de estrógenos se estabilizan y alcanzan al final del primer trimestre se mantienen durante el resto del embarazo. Esto se conoce como analgesia del embarazo, haciendo que la mayoría de las mujeres –entre un 50% y un 80%- experimenten una mejora espontánea de su migraña durante el segundo y tercer trimestre.
Este fenómeno acaba con el parto, pues es entonces cuando los niveles de estrógenos tan elevados hasta el momento caen bruscamente y es muy habitual que las mujeres tengan migrañas en los días posteriores.
No obstante, si la madre decide optar por la lactancia natural, vuelven a cambiar las tornas.
Cuando una mujer da el pecho a su bebé recién nacido, su cuerpo libera una serie de hormonas, como la oxitocina o la vasopresina, que tienen efectos analgésicos; o la prolactina, que impide que se produzca la ovulación y las fluctuaciones de estrógenos que esta conlleva.
Se puede afirmar, por tanto, que el periodo de lactancia es una etapa en la que no suele haber tanto descontrol de la migraña como en la primera fase del embarazo y, además, hay mayor libertad para seguir tratamientos contra la migraña.
Hay opciones de tratamientos para controlar la migraña, aunque la comunidad médica insiste en seguir tratamientos preventivos como los bloqueadores anestésicos con lidocaína. Durante el embarazo, no obstante, lo ideal es seguir medidas no farmacológicas, manteniendo horarios regulares de sueño, comidas y deporte.
En caso de necesitar un fármaco para disminuir el dolor de cabeza, el único recomendable durante el embarazo es el paracetamol, que se puede combinar con metroclopramidano, que tiene un efecto analgésico además de propiedades para reducir las náuseas. Durante la lactancia los tratamientos son más variados, dado que se pueden tomar antiinflamatorios como el ibuprofeno o el naproxeno.