ASEO DE PERROS Y GATOS
Es importante el cómo pero también el cuándo debes bañar a tu perro o gato. Ahí van unos consejos básicos.
Llega un momento en el que planteamos dar ese primer baño a nuestra mascota y cuando nos ponemos manos a la obra nos damos cuenta de que el asunto es muy poco sencillo. Nuestro querido amigo se convierte en un ninja capaz de volar y el único que acaba lleno de jabón es uno mismo.
Antes de dejar que la desesperación haga mella en nosotros, vamos a probar unos trucos que nos facilitaran la tarea.
Uno de los problemas que podemos encontrarnos es que no sea el mejor momento para hacerlo y es que tan importante como el cómo es el cuándo y cada cuánto debemos bañarlos.
El primer contacto con el agua es importante que se haga con poco estrés y que la ansiedad sea la mínima posible ya que crearan recuerdos difíciles de borrar. Si acaba de llegar a casa, está asustado o acaba de pasar por una experiencia nueva para él como visita al veterinario, gente nueva en casa o algún viaje, es mejor dejar el baño para otro día en el que pueda disfrutar al máximo de esa nueva situación.
Por otro lado, se cree que a los cachorros no se les debe bañar y la realidad es que el problema puede venir en quedarse mojados después por no secarles bien. Un cachorro de gato o perro recogido de la calle agradecerá un paso por agua jabonosa calentita tanto como un buen plato de comida. Si prestamos atención al secado y bañamos solo las zonas más sucias, no tiene por qué haber mayor problema.
Entramos en la cuestión de saber cada cuánto podemos bañarles. Los gatos pueden bañarse igual que los perros aunque en ellos no suele ser tan necesario ya que cada día dedican la mitad de su jornada a acicalar su pelaje, manteniéndolo brillante y limpio.
Ciertas razas de pelo largo como los persas, angora, main coon entre otros sí necesitan paso por peluquería un par de veces al año y si están acostumbrados será más agradable para todos. No es buena idea ir con prisas y si dejamos que el agua vaya cayendo despacito y templado conseguiremos que lo acepten de buen grado.
En el mundo canino la frecuencia de los baños depende de la raza y de dónde viva el perro. Las razas grandes y gigantes se suelen bañar como mucho un par de veces al año, para eliminar el exceso de pelo muerto y restos de polvo y tierra. Bañarles con mucha frecuencia es contraproducente puede provocarles problemas de alergias y eccemas.
Las razas mini y toys sí son de paso regular por peluquería pero no debe hacerse más de una vez cada 3 semanas.
Las razas medianas admiten muy bien mantenerse con 4 baños al año pero si conviven con nosotros en casa debemos hacerlo cada mes y medio para asegurar una buena higiene para toda la familia.
Finalmente llegamos al cómo se baña. El agua templada, despacio y sin prisa, hará que no se asusten tanto. El champú, especial para cada tipo de pelaje y siempre para mascotas, debe diluirse en un vaso con agua y esa mezcla rociarla por el cuerpo del perro, con máximo cuidado de que no entre ni en orejas ni en oídos. Nos sorprenderemos de lo fácil que es aclararles así y lo mucho que cunde el bote de champú que de otra manera parece acabarse a los dos usos.
Si hacemos pocos baños al año es mejor idea hacer dos tandas de champú para asegurarnos de eliminar todos los restos de grasa corporal.
Tras el aclarado, el secado es mejor hacerlo con toalla, frotando enérgicamente y evitar el secador ya que les suele resultar muy estresante el aire caliente y el ruido. En pleno invierno no suele quedar más remedio que hacer uso de él. En ese caso es mejor ponerlo lo más lejos posible e ir acercándolo poco a poco para evitar quemaduras y que se vaya acostumbrando al ruido.
Ya tenemos a nuestro amigo sedoso y aseado. El último consejo pero quizás el más valioso es cómo conseguir que nuestra hazaña dure el máximo tiempo posible. El truco es una rutina de cepillado diaria y así eliminaremos los restos de polvo y nuestra mascota lucirá un pelaje brillante, como recién salida de la peluquería.