No es decisión baladí
Llega uno de los momentos decisivos en la vida de una familia: escolarizar a los pequeños de la casa.
Teniendo en cuenta que van a pasar muchas horas durante, al menos, ocho años de su vida en la escuela (hasta que finalicen la educación primaria y empiecen la ESO), hemos de tenerlo todo bien atado para no arrepentirnos de la decisión en un futuro. Estos son algunos de los aspectos a considerar:
Proximidad
Las ventajas de que nuestros hijos vayan a una escuela del barrio o pueblo son indiscutibles, no solo a nivel logístico sino también emocional. Su red de amigos será también del barrio, lo que facilitará mucho también el ocio para toda la familia, y probablemente creará unos vínculos diferentes a los que se generarían en una escuela que requiere desplazamiento. Muchas familias, sin embargo, optan por escuelas más lejanas porque valoran otros aspectos, ya sea a nivel académico como socioeconómico, cercanía con el trabajo de los padres o con el barrio de los abuelos… Es fundamental ponderar todos estos factores antes de optar por un centro u otro.
El proyecto educativo
Las partidarias de escuelas libres es probable que acaben desilusionadas de las escuelas públicas tradicionales, incluso de aquellas que prometan un proyecto educativo “innovador”. Es cierto que muchas escuelas se están poniendo las pilas para educar de forma alternativa, retrasando la edad de la lectoescritura y fomentando, sobre todo en los primeros años, el juego y la creatividad, pero también lo es que en algunas imperan modelos educativos más tradicionales que pueden no agradar a aquellas familias que busquen un modelo a la escandinava. Es importante informarse de cuál es el proyecto educativo del centro, de cuáles son sus valores, su ideología, si es laico o religioso, si apuesta por proyectos o por una educación tradicional y, sobre todo, pensar en cómo es nuestro hijo y si va a encajar en ese entorno.
El comedor
¿Tiene la escuela cocina propia? ¿Hay catering? ¿Qué comerán nuestros hijos a diario cuando no estén con nosotros? Es importante tenerlo en cuenta aunque en un principio no les dejemos en el comedor, ya que la vida puede dar muchas vueltas y en unos años podremos requerir los servicios.
El AMPA
Las Asociaciones de Madres y Padres, y su relación con el centro y con el equipo directivo, dicen mucho de la escuela. Cuando el AMPA es fuerte y activa, las escuelas suelen serlo también, ya que trabajan conjuntamente con las familias para garantizar el bienestar de los niños en todos los ámbitos de su vida. Dime cómo es el AMPA y te diré cómo es la escuela: guíate por esa máxima y verás cómo no falla.
Atención a la diversidad
Es fundamental escoger una escuela que presente una correcta atención a la diversidad, y no hablamos solo de altas capacidades, TDAH, dislexia y otro tipo de trastornos. Para que el niño crezca feliz y con ganas de aprender, es básico que la escuela preste atención a los diferentes tipos de inteligencia y talantes y sepa motivar individualmente a los alumnos para sacar de ellos el máximo rendimiento. Para ello, es interesante saber también de antemano si la escuela dispone de un equipo psicopedagógico potente.
Deberes, idiomas…
Hay que pensar que nuestros hijos saldrán de la escuela con 11 años, lo que significa que habrán abandonado prácticamente la niñez y serán pequeños preadolescentes cargados de razones. Tenemos que valorar si, en unos años, querremos que tengan muchos o pocos deberes, que la escuela incida o no en el aprendizaje de idiomas, que potencie o no la educación artística, etc.
ESO y Bachillerato
Hay madres y padres que optan por escuelas en las que también tienen ESO y Bachillerato, ya que valoran que el niño no tenga que cambiar de centro a los 12 o los 16 años. Si optamos por una escuela con Bachillerato, deberíamos fijarnos también en que tenga los cuatro tipos, pues algunas no los tienen todos.
Las familias
Un error común a la hora de escoger escuela para nuestros hijos es que nos fijamos únicamente en los profesores, el nivel académico y las instalaciones del centro, y olvidamos el ambiente: cómo son las familias con las que vamos a convivir durante los próximos años. Conviene detenerse también en este aspecto y reflexionar sobre el factor humano de la escuela, sobre si vamos a sentirnos cómodos en un lugar al que vamos a estar profundamente vinculados durante los próximos años.