ODONTOLOGÍA PEDIÁTRICA
El rechinar de los dientes o bruxismo es un movimiento involuntario repetitivo que realizan algunos niños al hacer chocar y frotar los dientes superiores e inferiores durante el sueño. El bruxismo produce un sonido bastante desagradable y la sensación de alteraciones en el sueño que preocupan a los padres. Pero realmente, ¿Qué consecuencias puede tener que los niños tengan bruxismo?¿Por qué se produce?
El bruxismo suele ser más frecuente durante el sueño pero realmente se puede producir en cualquier momento del día.
Este trastorno es más frecuente durante la dentición temporal (dientes de leche) y durante la mixta (cuando empiezan a cambiar los dientes) descendiendo el problema con la dentición definitiva.
Hace tiempo se creía que el bruxismo estaba relacionado con la infección por parásitos, pero diversos estudios posteriores han desmentido esta asociación.
Aunque se barajan varias posibilidades como causa del bruxismo parece que la etiología principal son problemas psicológicos del tipo estrés, nerviosismo, irritabilidad o la imposibilidad para expresar sentimientos de ansiedad, odio y agresividad…
Existe otro dato relevante: los niños que sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad sufren bruxismo con más frecuencia.
Las repercusiones del bruxismo van a depender de la resistencia de cada una de las estructuras involucradas en este movimiento y de la duración, frecuencia e intensidad del bruxismo.
Las estructuras que se van a afectar con mayor frecuencia son los dientes y sus tejidos de sostén, los músculos de la masticación y las articulaciones mandibulares.
El desgaste de la superficie de los dientes primarios es lo más característico. También se puede asociar a dolor muscular mandibular, molestias durante la masticación, dolor de cabeza y sensación de limitación a la apertura mandibular.
Al producirse principalmente por la noche, el bruxismo también se considera una alteración del sueño porque da lugar a microdespertares nocturnos, lo que acaba desencadenando que el niño tenga somnolencia y esté más cansado durante el día.
Recientemente, las investigaciones asocian el síndrome de apnea del sueño (SAHOS) con cefaleas y episodios de bruxismo, por lo que estas tres entidades podrían estar relacionadas.
Este trastorno suele desaparecer solo con el tiempo y rara vez persiste en la edad adulta, por lo que de entrada no requiere ningún tratamiento. No obstante, si el bruxismo persiste en el niño, se recomienda consultar con un odontopediatra para prevenir y reducir los efectos nocivos.
Según los estudios, la prevalencia del bruxismo disminuye con la edad, alrededor de los 9-10 años por lo que la mayoría de niños que sufren este trastorno dejarán de padecerlo durante la adolescencia y la adultez.
Por este motivo, los clínicos solemos adoptar una conducta conservadora en lugar de intervencionista. Sin embargo los casos de bruxismo asociados a dolor en la masticación o limitación de la apertura mandibular se suelen tratar para aliviar estos síntomas.
En estos casos se utilizan las férulas de descarga, que es una prótesis de plástico o resina que se ajusta perfectamente a los dientes del niño (confeccionadas a medida) y así se evita el choque y el desgaste dentario.
Para prevenirlo se recomienda favorecer una conducta relajada antes de acostarse (baño caliente, leer un cuento, luz tenue…) y evitar la actividad física o mental intensa o el uso de pantallas antes de ir a dormir. Si no se observa mejoría con estas medidas, la terapia psicológica estaría indicada.