AMOR Y HECES
La nueva normalidad nos lleva a tener más citas en casa, lo que a veces supone tener que hacer una visita al baño en la casa de nuestra conquista.
La vida social va a tener que pasar por nuevas restricciones en este otoño. Eso supone, entre otras cosas, tener que adaptar nuestros planes con una posible cita. Y al final, quedar en casa, se convierte en una de las opciones más seguras. Eso sí, como todo, tiene sus pros y sus contras. Uno de ellos es que cuando estamos en un restaurante, podemos ir al baño sin que la otra persona tenga que saber qué es lo que pasa dentro. En una cita en casa, tener una urgencia de aguas mayores, puede ser algo más incómodo según cada persona y cada situación.
Y es que, por mucho que en las citas queramos mostrar un ideal, al final todos somos humanos y la naturaleza llama la puerta. Sobre todo, si la cita ha venido acompañada de una cena picante o copiosa.
Aguantarse las ganas puede resultar del todo contraproducente. Según los expertos, el acumular heces secas en el intestino puede acabar en estreñimiento o incluso estreñimiento crónico. Por eso, cuando las tripas suenan, es mejor acudir a su llamada, aunque sea en el baño de un ligue.
Aunque hay que entender que todo el mundo defeca y que tener que pasar al baño no tiene por qué ser algo malo en una cita, pese al tabú que todavía rodea a todo lo relacionado con “la caca”, tampoco es necesario que la otra persona tenga que vivir de primera mano la experiencia. Hay que naturalizar experiencias, pero tampoco hay que perder ciertas normas de higiene. Menos aún en los tiempos que corren.
Es por ello que, teniendo en cuenta que aún no nos conocemos suficiente, lo mejor es intentar pasar lo más inadvertido posible, evitando los dos principales escoyos: los sonidos y los olores.
Para lo primero hay dos consejos a tener en cuenta. Uno es coger un poco de papel higiénico doblado y ponerlo dentro del váter, para así “amortiguar” la caída, y que el sonido tan característico de las heces cayendo pase más desapercibido. Eso sí, es importante no pasarse con la cantidad de papel si no queremos atascar el baño y que el remedio sea peor que la enfermedad.
Otra idea es la de abrir el grifo, pero debemos tener en cuenta que, si vamos a estar bastante tiempo dentro, será un derroche de agua, y la otra persona también preguntará si ocurre algo extraño. Quizás por ello el momento de abrirlo sea justo al principio, cuando es más común expulsar gases que son más difíciles de disimular, y después cerrarlo para no derrochar agua innecesariamente.
En cuanto a los olores, está bien ser prevenidos y llevar siempre un poco de perfume en el bolso, que puede servir para acicalarse en un momento dado, o para disimular un mal olor si la ocasión lo requiere. Si no tenemos, podemos investigar un poco en el baño en busca de algún spray o agua de colonia, aunque abusar de su perfume favorito quizás tampoco sea la mejor de las ideas.
Por supuesto, otra cuestión a tener en cuenta es revisar bien el retrete antes de marcharnos. En ocasiones, debido a la densidad de las heces, o a la falta de fuerza del agua, estas no desaparecen al tirar de la cadena, por lo que habrá que esperar a que recargue de forma completa, de nuevo para no hacer varias tiradas innecesarias y no derrochar agua. Por cierto, si tus heces se quedan flotando de forma habitual, y no como un hecho puntual, consulta a tu especialista, porque es posible que se deba a algún problema con la absorción de los nutrientes.
Si han quedado machas, será importante buscar una escobilla, aunque en ocasiones hay personas que, por algún misterio, no cuentan con una. De nuevo, podremos tirar de papel higiénico para limpiar restos y asegurarnos de no dejar huella.
Por último, antes de salir, tenemos que tener en cuenta unos principios básicos de higiene. Por su puesto, el lavado de manos, pero también el bajar la tapa del váter. Y es que, aunque todos vayamos al baño, dejar un baño limpio o no, es lo que puede marcar la diferencia para una segunda cita.