UN MOMENTO HISTÓRICO
Este verano, los súbditos del rey Carlos III y visitantes de todo el mundo podrán recorrer el Castillo de Balmoral, la residencia estival de la familia real británica y favorita de la reina Isabel II. Por primera vez en su historia, este icónico lugar ha abierto sus puertas al público en julio, ofreciendo una oportunidad única de conocer sus secretos.
Este verano, el Castillo de Balmoral ha abierto sus puertas al público por primera ver en su historia, permitiendo a los visitantes adentrarse en la residencia de verano de la familia real británica, la favorita de la difunta reina Isabel II.
Desde el 1 de julio hasta el 4 de agosto, justo antes de que los actuales reyes se instalen para sus vacaciones, se realizarán unos tours muy especiales. Las visitas, limitadas a entre 4 y 6 grupos diarios de un máximo de 10 personas cada uno, aseguran una experiencia íntima y exclusiva. Una exclusividad que los visitantes han pagado, pues las entradas, lanzadas el 2 de abril y agotadas en tan solo dos horas, tenían un coste de 100 libras (116 euros) a los que se les podía sumar 50 libras adicionales (58 euros) para tener una experiencia más completa tomando el tradicional té de la tarde dentro del castillo.
Durante el recorrido, los visitantes podrán explorar siete habitaciones, incluyendo la entrada, el comedor y la sala de dibujo. Estas estancias, cuidadosamente preservadas, permiten vislumbrar cómo era la vida en el castillo hace 190 años. La decoración original ha sido mantenida, ofreciendo una ventana al pasado de la realeza británica.
El castillo, que se alza en una propiedad de 260 kilómetros cuadrados con aproximadamente 150 edificios, es la joya de la corona. "La razón por la que estamos tan emocionados es porque el público no tenía acceso a la parte principal del castillo desde que la reina Victoria y el príncipe Alberto lo terminaron. Nunca ha habido acceso público al castillo", comenta una de las guías. "No hay nada grandioso, nada de envergadura, pero creo que será muy especial", añade.
No obstante, Balmoral no solo es un castillo; es un refugio lleno de vida. En sus múltiples hectáreas, además de frondosos bosques, se crían más de 100 vacas de una raza autóctona de la región. La finca no solo ha sido un hogar para los Windsor, sino también una parte activa de la comunidad y la economía local.
La historia del castillo como residencia real comenzó en 1848, cuando la reina Victoria y el príncipe Alberto lo alquilaron y, posteriormente, lo compraron por 30.000 libras. Desde entonces, Balmoral ha sido testigo de innumerables eventos familiares y momentos históricos. La reina colocó la primera piedra de la ampliación en 1853, y tres años más tarde, las obras concluyeron, resultando en el impresionante castillo de estilo baronial escocés y renacimiento gótico que conocemos hoy.
Para la reina Isabel II, Balmoral fue más que una residencia de verano; fue un refugio en tiempos de adversidad. Aquí, la reina Isabel II encontró consuelo tras la muerte de la princesa Diana y, tristemente, fue también donde falleció el 8 de septiembre de 2022. Isabel le tenía un cariño especial a Balmoral, un amor que le transmitió su madre, la Reina Madre, quien también valoraba profundamente este refugio escocés. Cada rincón del castillo guarda memorias y relatos de una vida dedicada al servicio y a la familia, de ahí que las entradas para su abertura al público fueran tan cotizadas.