¿PODEMOS PARAR EL ENVEJECIMIENTO DE NUESTROS GENITALES?
Sabemos que nuestro cuerpo cambia su aspecto según van pasando los años, y cada vez se va trabajando más en la aceptación de los cambios que supone la madurez, y en buscar la belleza en cada uno de ellos. Pese a ello, uno de los tabús que aún persiste es aceptar que nuestros genitales, y con ellos nuestra sexualidad, también varía según vamos celebrando más cumpleaños.
Como recuerda Paloma Huguet, ginecóloga en el Hospital Vithas Montserrat, los genitales pasan por tres etapas principales. En una primera etapa, como es la infancia, en la que “los genitales todavía no tienen funcionalidad”, se da el hecho de que físicamente “no existe vello en los genitales y los labios vaginales exteriores e interiores son pequeños”. Al llegar a la adolescencia “crece el vello púbico, a la vez que se desarrollan también los labios vaginales”. Pero no es el fin de los cambios, y es que de nuevo los genitales transformarán su aspecto cuando llegue el climaterio, que es cuando “disminuye el vello, van desapareciendo los labios menores y los mayores tienden a atrofiarse”.
Desde un punto de vista más funcional, la ginecóloga también añade que tras la menopausia la mujer comienza con la falta de estrógenos, que viene acompañado de “la perdida de elasticidad, disminución de colágeno y, sobre todo, de la sequedad vaginal”. Todo ello puede suponer “diferentes problemas para la mujer, entre otros, y muy frecuentes, las molestias al mantener relaciones sexuales”.
Otro momento clave en el que pueden cambiar los genitales es durante el embarazo. Desde el Colegio Americano de Obstreticias y Ginecólogos (ACOG) apuntan a que “durante el embarazo, aumentan los niveles de estrógenos y progesterona”, todo ello provoca que “a medida que fluyen más estrógenos y sangre al área de la vagina, la vulva podría hincharse”. Por este mismo motivo, también puede ocurrir que “el color de la piel de la vulva y de la entrada de la vagina se puede oscurecer”, algo que si bien es totalmente habitual, “son cambios que a veces desaparecen”, aunque no siempre.
Así, si bien se insiste en educar a las adolescentes respecto a los cambios que va a experimentar su cuerpo, lo cierto es que muchas veces no se nos prepara a las mujeres para los cambios que supone la madurez, y sobre todo de lo que puede suponer eso para nuestra vida sexual.
También hay que mencionar que aunque este proceso sea algo más o menos generalizado, no todas las mujeres son iguales, y al igual que hay personas cuya piel tiende a arrugarse menos, o que tienen más o menos canas, no todos los genitales atraviesan siempre los mismos cambios.
La otra cuestión que cabe peguntarse es que si bien hay que aceptar que el cuerpo y la sexualidad cambian y evolucionan constantemente, es posible una tener una ayuda extra para hacer esos cambios lo más llevaderos posibles.
En este sentido, Huguet añade que “lo más importante es mantener los estrógenos, ya sea con terapia hormonal sustitutiva, o con estrógenos locales”. La experta aporta también que “otra alternativa es la utilización del láser vaginal, el cual actualmente no tiene efectos secundarios y da muy buenos resultados”. Asimismo recuerda que es fundamental consultar con el ginecólogo ante los primeros síntomas, para buscar el tratamiento más adecuado a los cambios que están ocurriendo.
Desde el ACOG recomiendan igualmente el uso de lubricantes, que además pueden adquirirse sin receta médica, ya que “estos pueden aliviar la sequedad vaginal y el dolor durante el coito”. Sin embargo recuerdan que “al no contener hormonas, estos productos no afectan al grosor, ni elasticidad de la vagina”. Pese a ello, hay que señalar que las relaciones sexuales producen un estímulo que favorece la vascularización y la elasticidad de los tejidos.
Por último, la ginecóloga recuerda que desde el punto de vista estético, también habría que señalar tratamientos como “las técnicas de relleno con ácido hialurónico, tanto en los labios vaginales como en el orificio vaginal”.