NO LOS COMPRES
Hace algunos años el uso de correpasillos o tacatás estaba muy extendido entre la población ya que se pensaba que era una ayuda para que los bebés empezaran a andar más rápido. Nada más alejado de la realidad, ya que los peligros que suponen para la salud de los niños han hecho que se prohiba su venta en algunos países.
En España cada vez los vemos menos y los pediatras rechazamos su uso, pero si quieres saber porqué los andadores y tacatás suponen un riesgo para los bebés te lo cuento a continuación.
La forma en la que un bebé de 8 -12 meses se desplaza con un tacatá no tiene nada que ver con la forma en la que empieza a andar y puede producir aprendizajes erróneos que luego retrasarán la marcha independiente. Algunos de los perjuicios más notables son:
El desarrollo de la marcha es un proceso madurativo que se aprende antes o después dependiendo del ritmo de cada niño desarrollando sus capacidades de forma natural. Para que un niño empiece a andar es necesario que adquiera unas habilidades previas (gateo, arrastre, sentarse de forma estable) y se enfrente a retos constantes practicando a través del ensayo-error, debe adquirir musculatura en las piernas y controlar la velocidad y el equilibrio hasta ir cogiendo confianza y seguridad.
Se puede estimular la marcha mediante el "movimiento libre" en el suelo, permitiendo que el niño se siente, se voltee, gatee y comience a levantarse en un ambiente seguro y supervisado.
Al contrario de lo que se pensaba antes, los tacatás o andadores dificultan y retrasan este aprendizaje ya que limitan los movimientos del bebé forzando que se ponga en posición erguida antes de que su cuerpo esté preparado.
Los correpasillos aumentan el riesgo de traumatismos y accidentes domésticos por tres motivos:
Numerosos estudios han demostrado que el riesgo de accidentes domésticos por tacatás y andadores es muy alto y alcanza el 25% de niños que los usan.
Multiplican por cuatro el riesgo de caída por las escaleras ya que los bebés no perciben este peligro y la caída puede producir golpes en la cabeza con consecuencias fatales.
Por otra parte el uso de tacatás puede duplicar el riesgo de fractura de huesos largos ante una caída al quedar algún miembro atrapado o doblado por el propio andador.
Permiten alcanzar zonas peligrosas como cocinas o enchufes con posibilidad de sufrir quemaduras graves.
Pueden facilitar el acceso a armarios con productos de limpieza o medicamentos pudiendo sufrir intoxicaciones.
Todo esto ha hecho que desde el 2004 Canadá haya prohibido el uso, la publicidad y venta de andadores para bebés y que la Academia Americana de Pediatria lleve reclamando que se dejen de fabricar desde 2018. La Asociación Española de Pediatría apoya esta causa mediante el lema: "¿Cuál es el mejor tacatá?: El que no se usa"