ENSEÑANDO A EDUCAR

6 tips para enseñar a tu hijo a gestionar las emociones

Aprende cómo educar a tus hijos a manejar sus emociones y sacarle el mayor partido a su inteligencia emocional.

Niño emocionado mirando por la ventanaPexels

Hay una cosa clara: los progenitores intentamos desenvolvernos de la mejor manera posible en nuestro papel de padres y madres. Sin embargo, a veces sentimos que nos faltan recursos para afrontar según qué situaciones.

Hay temas que son foco de preocupación: cómo alimentar correctamente a nuestros hijos, cómo superar las dinámicas del sueño y cómo inculcar hábitos de higiene, entre un largo etcétera. Habitualmente recurrimos al universo conocido -cómo nos lo enseñaron a nosotros o cómo lo he visto hacer a gente cercana-. Pero lo cierto es que la gestión de las emociones puede ser una asignatura pendiente en muchos hogares.

En NovaMás hemos hablado con Mª Ángeles Sánchez, psicóloga infantil y directora de Crecer, Gabinete de Psicología Infantil para que nos explique las claves que debemos seguir para enseñar a nuestros hijos a lidiar con sus propias emociones.

Las emociones son la clave del bienestar

Todos estaremos de acuerdo con la afirmación de que "las emociones dirigen nuestra vida y que de ellas depende nuestro bienestar", tal como nos comenta Mª Ángeles Sánchez, psicóloga infantil. Pero también muchos suscribiremos sus palabras cuando afirma que "el bienestar emocional de los niños contribuye en gran medida a su desarrollo social e intelectual".

Sin embargo, muchas veces los adultos pronunciamos frases como "Tranquilo, eso no es nada", o "No puedes llorar por esta tontería", entre otras lindezas. Expresiones que demuestran que solemos restar importancia a las emociones de los más pequeños.

Las vivimos desde la perspectiva de un adulto y habitualmente caemos en el error de utilizar nuestra vara de medir. En otras ocasiones, en cambio, hay progenitores que intentan evitar las emociones negativas para aliviar el dolor de las criaturas.

La clave: identificar, expresar y afrontar los sentimientos

Según la psicóloga infantil, Mª Ángeles Sánchez, "las emociones que los pequeños manifiestan con más fuerza son las que seguramente les cuesta más manejar, pero impedir que tu hijo o hija las manifieste les lleva a generar temor, confusión, vergüenza o resentimiento y esto puede interferir en su aprendizaje y en su bienestar emocional".

Además, recalca que "lo que lo mejor es enseñarle a identificar, expresar y enfrentar positivamente sus sentimientos, lo que le llevará a desarrollar habilidades útiles para la vida y ser capaz de gestionar sus emociones negativas sin repercusiones no deseadas asociadas".

Los adultos son un ejemplo

La especialista en psicología infantil sugiere que todos los padres hagan un ejercicio para aprender a reconocer, gestionar y controlar sus propias emociones. De este modo conseguiremos mejorar el bienestar emocional, tener más paciencia y más capacidad de comprender a los niños; además de, por supuesto, ser un ejemplo para ellos.

Mª Ángeles Sánchez insiste en que es fundamental que los adultos le expliquemos a nuestros hijos qué esperamos de ellos en cada situación a al que nos enfrentamos y la manera más adecuada de conseguirlo es establecer límites y normas.

Consejos para el día a día

La directora de Crecer, Gabinete de Psicología Infantil, lista una serie de recomendaciones para ayudar a mejorar el desarrollo emocional de los más pequeños:

  • Ayúdale a comprender sus propias emociones y sentimientos usando libros, juegos de mesa, títeres, cuentos interactivos y juegos de rol.
  • Enséñale a identificar y a expresar sus emociones, así como a leer y ser capaz de identificar y comprender las emociones de las otras personas.
  • Observa el comportamiento no verbal de tu hijo en busca de pistas sobre cómo se siente.
  • Acepta siempre sus respuestas emocionales como legítimas, incluso si no te gusta el comportamiento que produce el sentimiento.
  • Ayúdale a gestionar las emociones negativas mediante formas constructivas como pintar, dialogar o tomarse un tiempo para respirar.
  • Comunica comprensión y empatía y si se comunica escucha con atención lo que te dice sin juzgarlo ni corregirlo.