PRINCIPIANTES
Antes de empezar a correr debes tener en cuenta muchos factores como por ejemplo si correr es adecuado para ti o si tienes riesgo de lesión en función de tu forma física.
¿Has intentado salir a correr, pero te agotas a los pocos minutos de empezar? ¿Tienes miedo a hacerte daño en las rodillas o la espalda? Toma nota de estas 5 claves para principiantes.
¿Hay que estar en forma para correr?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que ponerse en forma para correr, no correr para ponerse en forma.
Esta es la primera clave y quizás ya te he roto todos los planes y todos los esquemas. Es lo más importante a tener en cuenta porque, de lo contrario, existen muchas probabilidades de que te lesiones o de que abandones el propósito.
Antes de empezar a correr tienes que preguntarte por qué quieres hacerlo. Los motivos más comunes son:
Entrenar con cualquiera de esos objetivos te va a ayudar a estar en forma, pero es fundamental tener en cuenta de dónde partes. Empezar a correr sin estar en forma tiene un riesgo elevado de lesión, porque las estructuras musculares y articulares no están preparadas para esa actividad, menos aún si el peso que soportan es alto.
Como explicaba en este artículo, correr aumenta el impacto en las articulaciones entre cuatro y ocho veces nuestro peso corporal, y supone un riesgo de lesión de hasta un 79% en las piernas. Por lo tanto, si quieres empezar a correr, pero no haces nada de ejercicio físico, descarta ponerte a ello directamente.
¿Cualquier persona puede correr?
La segunda clave es: asegúrate de que correr es una actividad adecuada para ti.
Seguramente has escuchado alguna vez eso de que correr es malo. Lo cierto es que no hay ninguna actividad ni ejercicio físico que sea malo ni contraproducente. Lo que hay es actividades y ejercicios que son más o menos adecuados para cada persona.
Por ejemplo, saltar a la comba puede ser un ejercicio muy bueno para una mujer activa de 20 años y nada recomendable para un hombre sedentario de 50.
¿Cómo saber si correr es bueno para ti?
Lo ideal sería consultar con un entrenador que estudie tus características y experiencia. Si tienes osteoporosis, problemas de espalda, de rodillas o de suelo pélvico, seguramente correr no sea lo más recomendable para ti.
Sin embargo, no podemos descartarlo sin conocer tu caso. Por ejemplo, en el caso de que la osteoporosis sea leve, correr puede ayudar a mejorar la densidad mineral ósea.
Correr no debe ser tu única actividad física
Esta es la tercera clave: El entrenamiento fuerza no puede faltar en la rutina de un runner. De hecho, es el entrenamiento con el que debes empezar si te has propuesto correr. Empieza con dos o tres días a la semana y aumenta la intensidad de forma progresiva.
Estos son los beneficios del entrenamiento de fuerza para un corredor:
Cómo empezar a correr
Aquí la cuarta clave: Antes de correr, acostumbra a tu cuerpo a caminar largas distancias
Parece complicado empezar a correr si nunca sales a caminar. Antes de ponerte, deberías crear una buena rutina. Por ejemplo, si tienes intención de salir a correr 30 minutos, empieza por salir a caminar esos 30 minutos y, si es posible, hazlo una hora.
Cuando hablamos de salir a caminar no nos referimos a un paseo tranquilo o a sumar pasos mientras salimos de compras, sino a ponernos ropa de deporte, unas buenas zapatillas y caminar a paso ligero.
En nuestro día a día pasamos mucho tiempo sentados y cambiar el sedentarismo directamente por correr, sin que nuestro cuerpo esté acostumbrado a desplazarse en bipedestación, supone también riesgo de lesión y molestias.
¿Qué es el CACO?
Aquí llega la quinta y última clave: Antes de correr largas distancias, ponte con el CACO.
¿Ya cumples con las claves anteriores? Si es así, es el momento de empezar con las rutinas CACO. El nombre de esta rutina proviene de las sílabas CA (caminar) y CO (correr).
Como puedes intuir, consiste en combinar la caminata con la carrera de forma alterna para conseguir diferentes beneficios:
¿Cómo realizar el CACO?
Recuerda que la recomendación número 4 consistía en salir a caminar entre 30 y 60 minutos. Aprovecharemos esas salidas para incluir el CACO y lo haremos de la siguiente manera:
Una vez cumplidos los pasos anteriores, ya estamos preparados para correr de forma continua. Acompáñalo de un buen calentamiento previo y estira al finalizar.