CRIANZA RESPETUOSA
El llanto de un niño es una forma de comunicar una necesidad, una emoción o un malestar. Hay ciertos comportamientos adultos que empeoran la situación y que debemos evitar a toda costa.
En lugar de ver el llanto de un niño como un comportamiento problemático, podemos adoptar una perspectiva de comprensión y apoyo para abordar la situación desde la empatía y comprensión. Es deber del adulto dar cobijo, sostén y acompañamiento a los niños y más aún en situaciones de vulnerabilidad o necesidad.
Es fundamental no minimizar lo que el niño está sintiendo. Evitemos frases como "deja de llorar" o "no es para tanto", ya que esto puede invalidar sus emociones y dificultar la comprensión de sus propios sentimientos.
Debemos validar siempre sus emociones poniendo palabras que ayuden y describan su estado: "Pareces triste, ¿qué te está molestando?". Este tipo de intervenciones, fortalecen el vínculo de confianza entre el niño y el adulto.
La vergüenza o el castigo asociados con el llanto pueden crear un ambiente de miedo hacia la expresión emocional, una frase que suele causar vergüenza y es muy común es "ya eres un niño grande, no deberías llorar". O también son muy comunes las frases como "Llorar es de bebés, tu ya eres mayor".
En lugar de regañar, a propongamos apoyo y consuelo como adultos. Hacerle saber al niño que está bien llorar y que estamos allí es lo que necesita. Debemos transmitirle que, como padres, somos su "puerto segurso". Esto promueve un entorno favorable en el que el niño se siente comprendido y aceptado.
A menudo como padres, tratamos de detener el llanto rápidamente sin comprender su causa. Forzar al niño a dejar de llorar puede enseñarle que sus emociones no son válidas o aceptables. En lugar de eso, ofrezcamos consuelo y permitamos a nuestro hijos expresar sus emociones hasta que se sienta más tranquilo. Luego, más adelante, podemos retomar y hablar sobre lo que sucedió y encontrar formas juntos para abordar la situación.
Es esencial escuchar y comprender por qué el llanto de nuestro hijo. A veces, lo que parece trivial para un adulto, puede ser realmente significativo para un niño. Validar sus sentimientos y ayudarlo a expresar lo que está sintiendo es una habilidad importante y necesaria para la gestión emocional. Vamos a ofrecer siempre nuestro apoyo y empatía para que fortalezca su confianza en mamá o papá, como figura de apoyo.
Las estrategias más positivas para responder como adultos cuando nuestro niño llora son:
Como hemos visto, cuando un niño llora, nuestra respuesta puede ser fundamentada para su desarrollo emocional. Evitemos acciones que invaliden sus emociones, y, en cambio, ofrezcamos nuestro apoyo, comprensión y herramientas para lidiar con sus emociones. De este modo estaremos practicando una crianza consciente y respetuosa. Al hacerlo de esta forma, ayudaremos al niño a comprender y manejar sus emociones de manera positiva, sentando las bases para su bienestar emocional a largo plazo.