VIENE DE LEJOS
Los ramos de flores no pueden faltar en el día de tu boda, pues son el complemento perfecto para la novia y su vestido. Pero, ¿cuál es su origen? ¿Por qué las mujeres llevan, tradicionalmente, este accesorio en el día de su enlace? Te contamos su historia.
El día de la boda es uno de los eventos más significativos en la vida de una persona. Es un momento en el que dos personas se unen en matrimonio, prometiendo amor y compromiso eterno el uno al otro. A lo largo de la historia, las bodas han estado llenas de rituales y simbolismo, y uno de los aspectos más icónicos de la ceremonia es el ramo de flores que lleva la novia. Pero, ¿sabemos por qué no puede faltar este detalle en las manos de ellas?
La costumbre de llevar un ramo de flores en las bodas tiene sus raíces en la antigua Grecia y antigua Roma, civilizaciones en las que tanto hombres como mujeres solían llevar ramos en el día de su boda, pues creían que eran un símbolo de la fertilidad y la prosperidad. Los ramos no eran de flores, sino de hierbas aromáticas como el eneldo (por su supuesto poder afrodisíaco), el romero (por representar la lealtad), el trigo (que simbolizaba la fertilidad), la hiedra (como señal de unión eterna) y el tomillo o la albahaca (como representación de la protección).
La tradición del ramo tuvo el mismo significado hasta la Edad Media, cuando la Iglesia Católica comenzó a jugar un papel más importante en las ceremonias de boda. En esa época, las bodas eran a menudo arregladas y se realizaban por razones políticas o económicas. Por esos entonces, como en muchas ocasiones no había amor de por medio, el ramo obtuvo otro papel más práctico: se convirtió en una forma de disfrazar el aroma a menudo desagradable de los novios, ya que era común que las personas no se bañaran con regularidad. Las flores se utilizaban para enmascarar cualquier olor desagradable y para atraer a los buenos espíritus que protegerían a la pareja de los malos augurios. En esta misma época se comenzó a tirar el ramo de la novia para quien lo cogiera tuviera la suerte de casarse pronto.
El siguiente cambio en esta tradición lo encontramos en la época isabelina, cuando los ramos, como pasa ahora, pasaron a ser un detalle decorativo más del traje de novia. Las flores también conquistaron algunos peinados de las protagonistas de la celebración.
Y así, desde el siglo XV, los ramos de flores se han convertido en claros protagonistas de cualquier enlace. Aunque según las tendencias del momento, han podido adquirir algún que otro significado, como en el siglo XIX, en plena época victoriana, que se debía elegir las flores según su significado. La Reina Victoria de Inglaterra llevó un ramo de flores blancas en su boda con el Príncipe Alberto en 1840. Su elección de flores blancas, incluyendo azahares, que simbolizan el amor eterno, la fidelidad y la pureza. Fue gracias a ella que la idea de que las novias debían llevar flores en su boda se arraigó aún más en la cultura occidental.
A lo largo de los siglos, diferentes culturas han atribuido significados simbólicos a las flores, lo que ha influido, según la época, en la elección de las flores que componen el ramo de novia. Por ejemplo:
Actualmente, los ramos son una forma más de expresión personal por parte de la novia, reflejando su estilo y personalidad. Si te ha quedado alguna duda, la influencer Carmen Santaella lo resume en este TikTok: