CUIDADO DE PIES
¿Quieres comprar unos zapatos respetuosos, pero no sabes en qué características debes fijarte? En este articulo te explicamos cómo tiene que ser la puntera, la suela, la plantilla, la sujeción y el tejido con el que está confeccionado para que no te quepa ninguna duda a la hora de seleccionar el mejor calzado para los pies.
Muchos dicen que esto del calzado respetuoso es una moda y que no hay que hacer caso a estas tendencias que son solo una manera de vaciarte el bolsillo. Otros dicen que el hombre desde tiempos inmemorables ha caminado descalzo por la tierra y que no es necesario llevar nada en los pies.
Quizá, el gran grueso de la población pensamos que las cosas no son ni blancas ni negras y estamos en esa zona gris de indecisos. Pues bien, si ya no te compensa llevar tacones, si crees que las bailarinas acabadas en punta hacen que tus deditos sufran más, si no te importa invertir en productos de buena calidad para tus pies, puede que te plantees comprarte un par de zapatillas respetuosas.
No obstante, no sabes por dónde empezar hay un montón de marcas, ¿todas son iguales? ¿Si son baratas serán de diseño respetuoso con el pie y la pisada? ¿En qué características me tengo que fijar para estar segura de que hago una buena compra?
En NovaMás te explicamos 5 aspectos fundamentales que tiene el calzado respetuoso para que no te asalten tantas dudas.
Las punteras de los zapatos respetuosos son totalmente redondeadas, tienen un espacio diseñado para cada uno de nuestros dedos o son prácticamente cuadradas para respetar la forma natural de nuestro pie.
Independientemente del diseño de la puntera, lo que realmente importa es que sea lo suficientemente amplia como para garantizar el libre movimiento de nuestros dedos, que tengan el espacio necesario para apoyarse totalmente en el suelo sin que estén apretados, sin que se toquen entre sí y sin que se rocen con el zapato.
La suela del zapato debe ser lo más fina posible para facilitar el equilibrio, la propiocepción - capacidad de nuestro cerebro de saber la posición exacta de las partes de nuestro cuerpo en cada momento- y garantizar que llegan los estímulos del suelo a nuestra planta del pie.
Deben ser planos, es decir, que no haya diferencia de altura entre la punta y el talón, por lo que los tacones, las cuñas o este tipo de calzado que tiene la puntera ligeramente ascendente, quedan descartados.
Las cámaras de aire, así como las plataformas, impiden la flexión de la suela y que el pie se adopte a las diferentes superficies. La suela debe ser flexible y fomentar que se ejercite la musculatura plantar.
Además, la plantilla no debe tener ningún elemento anatómico que interfiera en la colocación natural del pie y si es extraíble -par su limpieza, ventilación y control de talla-, mejor que mejor.
Un zapato respetuoso debe estar sujeto al pie y debe ser totalmente ajustable -ya sea a través de velcro, de cordones o de un material elástico-. Nuestro cerebro solo debe activar esa parte de musculatura, tendones y nervios necesaria para iniciar la marcha, no para sujetar un calzado que no está bien sujeto y que puede que se caiga.
Todo el material con el que un calzado respetuoso está confeccionado debe ser flexible, ajustable y transpirable. El diseño sebe ser sencillo, minimalista para permitir que el pie esté aireado, asegurado y que se adapte de la mejor manera al entorno.