ROPA ÚTIL
Antes de abrir el armario y agobiarte con el proceso, debes tener muy claro que el principal objetivo debe ser ordenar las prendas y hacer limpieza. Para que no sea tan pesado, te invitamos a lleva a cabo algunos de estos trucos.
El cambio de armario es de esas tareas obligatorias que a todas nos da pereza llevar a cabo, pues significa tener que invertir -al menos- una tarde entera en ordenarlo y tomar complicadas decisiones: qué nos quedamos y qué decidimos tirar. Ahora, este proceso tan caótico se ha acabado.
Hemos preparado cuatro preguntas a modo de test, para que te ayuden a decidir qué hacer con cada una de las prendas que tienes.
Cambio de armario: trucos para hacerlo bien
¿Qué recuerdos me trae la prenda?
Algo que puede ayudarte a decidir si quedarte o no con la prenda es el sentimiento que te despierta. La ropa también se convierte en un recuerdo, pues a la camiseta que llevaste al concierto de tu grupo favorito le tendrás un gran cariño, pero a los pantalones entallados e incómodos que te arruinaron el fin de semana no querrás volver a verlos.
Si sientes rechazo por una prenda, prescinde de ella, puesto que no querrás ponértela nunca más, ya que la situación a la que te trasporta no la vas a querer revivir. Puedes hacer lo mismo con la ropa que vas a almacenar hasta el próximo año.
¿Cuándo fue la última vez que me puse la prenda?
Es muy posible que no recuerdes qué prendas tienes, por lo que deberías tomarte un tiempo para pensar si te la pusiste o no en algún momento. Guardar por guardar debería estar prohibido, puesto que solo significa guardar ropa que ocupa un espacio necesario, un patrón que repetimos año tras año.
El truco de la percha puede ser muy efectivo. Cuando empiece una nueva temporada, cuelga las prendas en perchas mirando hacia ti. Cada vez que te pongas algo, gira la percha. Seis meses después, despídete de aquella ropa que siga estando colgada con la percha al revés, será una señal muy visual de que no te la pones.
¿Me sigue gustando la prenda?
De un año para otro, tus gustos pueden cambiar y aquello que antes te parecía ideal, ahora ya no te convenza. Si una pieza ha dejado de gustarte, ¿por qué la vas a querer conservar? Probablemente, te escudes en el argumento de que es nueva y no la has estrenado, pero puedes aprovechar para donarla o venderla y recuperar parte de la inversión.
Plántate delante del espejo y crea looks con lo que tengas en el armario. Si te cuesta horrores combinarla, es momento de deshacerte de ella. Puedes aplicar este truco cada vez que vayas de compras, para evitar traerte a casa prendas difíciles de juntar, solo vas a tirar el dinero.
¿Necesito todo lo que tengo en el armario?
Actúa y piensa siempre con lógica. Que no te dé pena deshacerte de una prenda si ya ha cumplido con su cometido. Tampoco des falsas segundas oportunidades a la ropa si solo te la has puesto una vez en la vida, y menos si no te la has puesto nunca, pues no te la pondrás ahora si no te has acordado de ella en todo este tiempo.
Y si decides comprarte algo nuevo, apuesta por prendas que no tengas y que necesites o renueva las que tienes en el armario. Si uno de los básicos que tanto te has puesto y has desgastado necesita una actualización, busca uno similar y tira el viejo. De lo contrario, tendrás dos piezas repetidas.
Pon un poco de criterio a la selección
Si te gusta ir a la moda, deberías prescindir de la ropa desfasada y fuera de temporada. Además, ten en cuenta que tu cuerpo quizás ha cambiado y ya no te sientes cómoda con alguna prenda, por lo que no tienes necesidad de seguir manteniéndola en el armario.
Aplícalo a la bisutería oxidada, los complementos que ya no te gustan y los zapatos incómodos. Di adiós a la ropa interior desgastada y a los calcetines desparejados y con agujeros, también a la ropa con pelotillas, con mala apariencia o manchada, pues si la suciedad no salió en el último lavado, ahora será aún más difícil de eliminar.