UNIDAS HASTA EL FINAL
La reina Sofía viajó a París para acompañar a Tatiana Radziwill en sus últimos días de vida, despidiéndose en la más estricta intimidad y recordando la amistad que unió a ambas desde la infancia y a lo largo de los años.
El final de 2025 está siendo especialmente doloroso para la reina Sofía. Su prima segunda, amiga y confidente, Tatiana Radziwill, con quien mantuvo una relación muy estrecha durante toda su vida, falleció a los 86 años el pasado fin de semana en París.
Tal y como ha desvelado la revista ¡HOLA!, al conocer que el estado de salud de Tatiana se había agravado, la reina emérita decidió viajar de manera discreta a la capital francesa para acompañarla en sus últimos días. Lo hizo lejos de los focos y del protocolo, centrada únicamente en estar a su lado y despedirse de ella en la más estricta intimidad.
La relación entre doña Sofía y Tatiana Radziwill iba mucho más allá de los lazos familiares. Las unía una fuerte amistad que nació en la infancia y se mantuvo intacta con el paso de los años.
Tatiana fue un verdadero apoyo para la reina Sofía en distintas etapas: desde su juventud y el exilio de la familia real griega, hasta los veranos compartidos en Mallorca y celebraciones familiares en España. También estuvo presente en uno de los días más importantes de su vida, ya que fue dama de honor en la boda de Juan Carlos y Sofía.
Aunque siempre mantuvo un perfil muy discreto, algunas de las experiencias compartidas entre ambas salieron a la luz gracias a las palabras que la propia Tatiana concedió a la periodista Carmen Enríquez para el libro Tras los pasos del rey.
"Compartí su vida en Sudáfrica cuando éramos bebés y, según nos contaron nuestras niñeras, yo acostumbraba a morderla. Pero luego aprendimos a no pelearnos y disfrutábamos de verdad de la compañía y los juegos de una con la otra", relató Radziwill a la periodista y escritora. "Unos pocos años después, tuve la suerte de compartir con ella la vida familiar en Grecia durante las vacaciones a lo largo de toda mi juventud, lo que fue una fuente inolvidable de felicidad para mí", añadía.
Más allá de su vínculo con la reina Sofía, Tatiana Radziwill pertenecía a una de las familias aristocráticas más destacadas de Europa. Era hija de la princesa Eugenia de Grecia y del príncipe polaco-lituano Dominico Raniero Radziwiłł. Por parte materna, era nieta del príncipe Jorge de Grecia y de María Bonaparte; y por parte paterna, del príncipe Jerónimo Nicolás Radziwiłł y de la archiduquesa Renata de Austria.
Nació en Ruan, Francia, y creció entre el castillo de Melbosc -donde vivía su madre junto a su padrastro, el príncipe Raimundo della Torre e Tasso- y las residencias de sus abuelos en París.
Tatiana se formó en investigación bacteriológica y fue una mujer muy preparada. Dominaba cinco idiomas y tocaba el piano, una faceta artística que compartía con su entorno más cercano. En 1966 se casó con el doctor Jean Henri Fruchaud, a quien conoció en la universidad, y juntos tuvieron dos hijos: Fabiola y Alexis Fruchaud.
Su fallecimiento deja un profundo vacío en la vida de la reina Sofía, que despide así no solo a una familiar, sino a una de las personas que mejor la conocieron y la acompañaron a lo largo de casi toda su vida.