CONTRASTE ENTRE AMBOS
Tamara Falcó e Íñigo Onieva han llegado al Hotel Ritz, mismo lugar donde celebraron su preboda, para pasar su 'noche de bodas'. El matrimonio ha amanecido de forma desigual, con la marquesa de Griñón radiante de felicidad y su marido visiblemente cansado tras una noche inolvidable
La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva sigue dando que hablar. Los novios han llegado al Hotel Ritz pasadas las 8 horas de este domingo, en un mismo coche, después de disfrutar de una noche mágica en el palacio 'El Rincón' tras su enlace matrimonial. Una llegada de lo más esperada que se ha hecho esperar después de vivir el mejor día de sus vidas que pasará a la historia como 'la gran boda del año'.
Tamara se ha dejado ver felizmente emocionada, con una sonrisa de oreja a oreja y luciendo el que sería el tercer vestido de novia que el equipo de Wes Gordon, de la firma Carolina Herrera, le ha diseñado para este fin de semana de ensueño. Sin hacer declaraciones y agradeciendo a la prensa su interés, la marquesa de Griñón entraba dentro del hotel reflejando su absoluta felicidad.
La cara de Íñigo no era la misma que la de su mujer. Visiblemente serio, cansado y con gafas de sol para ocultar su rostro, el empresario se bajaba del vehículo más con menos prisa que su pareja y entraba al Ritz más despacio. Tras ellos, el personal del hotel recogía del vehículo un bolso y un portatrajes donde podría ir otro vestido de novia.
Lejos de disfrutar de la 'noche de bodas', el matrimonio va a poder descansar un par de horas, pero enseguida se tendrán que poner en pie para prepararse y recibir a todos los seres queridos que no van a faltar a la fiesta de postboda que tendrá lugar en el Ritz.
Este domingo, los ya marido y mujer darán un brunch en el hotel a las personas más allegadas de su entorno para celebrar la postboda después de haberse dado el 'Sí, quiero' con 400 testigos en 'El Rincón'.