EN UNA FIESTA EN MADRID
Miguel Ángel Silvestre ha acudido a la fiesta que este jueves organizaba Armani en Madrid, firma de la que el actor es imagen. El intérprete ha hablado con la prensa y, además de volver a demostrar con sus declaraciones la gran unión que tiene con su madre y su gran simpatía, ha reconocido que todavía le cuesta hablar de su relación con Rebeca Toribio.
Desde hace años Miguel Ángel Silvestre es embajador de Armani y, como no podía ser de otra manera, el actor ha sido uno de los invitados estrellas en la fiesta homenaje a la fragancia masculina más icónica de la marca, Aqua di Gio, que se ha celebrado este jueves en Madrid.
El intérprete, siempre muy amable y cercano con los medios, dedicó unos minutos a hablar con la prensa tras su paso por el photocall. Miguel Ángel volvió a demostrar lo muy unido que está a su madre, una de las personas más importantes de su vida, asegurando que uno de sus olores favoritos era el que desprende su paella: "Siempre existe la cosa de cuál es la mejor paella, y todos decimos, la que hace mi madre. Y creo que tiene que ver con el recuerdo que te trae. En el caso de mi madre, es la que la hace con romero, el recuerdo que me trae a mí de esas paellas que hacía cuando yo era pequeño. Entonces, es eso, es mis abuelos, la masía de mis abuelos, la leña de naranjo puesta para hacer la paella, mi abuela cocinando con mi madre, mi tía... y nosotros por allí, y tiene sentido".
Además, el intérprete confesó qué es lo que más admira de su madre y por qué es tan importante para él en su vida: "Que no me dice algo por decir, o sea, muchas veces... Prefiere que lo vaya descubriendo yo y creo que mi madre es muy grande por eso, es una mujer especial por eso, entre otras cosas".
Sobre lo que parece que sigue sin querer pronunciarse es sobre su relación con Rebeca Toribio, un amor que hizo público Paz Padilla por un descuido que cometió en redes sociales subiendo un stories donde aparecía la pareja de fondo en una fiesta privada. Y es que como él mismo reconoció ante las cámaras todavía le cuesta hablar de su amor públicamente: "No sé, no sé. Pues mira, no lo sé muy bien, igual me lo tengo que preguntar, eso".