A SU SALIDA DEL HOPSITAL
Entre lágrimas, Marisa Jara ha abandonado ya el hospital junto a su primer hijo Tomás y su pareja Miguel y se ha sincerado sobre las complicaciones que ha sufrido durante su parto.
Hace tan solo unos días Marisa Jara cumplía el sueño de su vida: ¡se convertía en mamá por primera vez! Este pasado viernes 1 de abril la modelo daba la bienvenida a su primer hijo Tomás tras una dura y larga lucha por quedarse embarazada.
Un niño de lo más deseado nacido en Sevilla y del que la orgullosa mamá nos hizo partícipes de la noticia con una tierna imagen desde el hospital donde anunciaba su llegada al mundo: ''¡Bienvenido Tomás! Te amamos con toda nuestra alma. Gracias Dios mío por cumplir nuestro sueño. Hoy es el día más bonito de mi vida, no tengo palabras para describir tanto amor'', expresó junto al que probablemente sea el post más emotivo de su vida.
Ahora, cuatro días después de haber dado a luz, la modelo de 42 años acompañada por su pareja,Miguel Almansa, ha presentado a su bebé a su salida del hospital sin poder contener las lágrimas y la emoción.
Luciendo un vestido vaporoso verde, unas cómodas deportivas y sin dejar de mirar ni un segundo a su bebé, Marisa ha desvelado cómo fue el parto y cómo están siendo estos primeros e inolvidables días junto al benjamín de la casa.
Asegurando que está ''loca de contenta y emocionada todo el tiempo'', la sevillana le ha confesado a las cámaras de 'Europa Press' que ''ha sido un parto por cesárea y un poquito complicado, pero estas cosas son así. Hay veces que son más sencillas, otras veces son más complicadas pero lo importante es que todo ha salido bien. Muy felices, muy contentos''.
El bebé, que ha pesado ''4.300 kg'', asegura que ''es muy bueno, muy tranquilito'' y confiesa que ''siempre he estado preparada para ser madre y me veo la mejor madre del mundo''.
Tras tanto esfuerzo y sufrimiento por formar una familia, la andaluza explica que todavía está en un sueño: ''Han sido muchos años y tanta lucha, buscándolo, y esta semana ha sido muy intensa. ha sido un shock para mí el verlo y el tenerlo, me emociona mucho'', ha explicado entre lágrimas.
Sobre cómo es Miguel como padre, Marisa asegura que ''un diez'' a la vez que se emociona y llora de alegría.
En cuanto a los abuelos, la recién convertida en mamá confiesa que están ''locos, locos de contentos. Con su muñequito y todo el día viéndolo, le mandamos todo el día fotos y muy contentos. Y Miguel, el mejor padre del mundo. Mira, ha tardado pero Dios me lo ha puesto para mí''.
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