UN DÍA DESPUÉS DE ANUNCIARSE SU RUPTURA
El amor ha vuelto a tocar a la puerta de la vida de Laura Sánchez, apenas unos días después de conocerse que su matrimonio con David Ascanio había llegado a su fin. Y el culpable es el torero Manuel Escribano, al que fue a ver a la plaza de toros a principios de este mes.
Noticia sorpresa y totalmente inesperada. Unas semanas después de conocer que Laura Sánchez y David Ascanio habían puesto punto final a su matrimonio, se ha descubierto que la modelo podía haber encontrado de nuevo la ilusión. ¿El culpable? El torero Manuel Escribano, al que habría ido a ver en varias ocasiones al ruedo y con el que está empezando una nueva etapa en su vida.
Ha sido la revista ¡Hola! la encargada de desvelar esta información, aportando varias fotos de la pareja paseando de la mano por las calles de Sevilla -y con beso incluido-. Una felicidad que confirma que Laura no ha cerrado la puerta al amor, aunque, como ha desvelado la revista mencionada, estarían en el principio de la relación, conociéndose y pasando tiempo juntos.
Y, aunque nadie se imaginaba esta noticia (ni había rumores de este romance), sí que en estas semanas ha habido indicios de este acercamiento. Sin ir más lejos, el pasado 6 de junio, la modelo reaparecía en la plaza de toros de Las Ventas tras confirmarse su separación. Pero ahora todo encaja, y es que, ese día toreaba Manuel y, como amante del mundo taurino, habría ido para apoyarle.
Pero no ha sido la única vez que Laura ha acudido a los toros para verle, pues como muestra el vídeo, la modelo también estuvo en La Maestranza de la Feria de Abril en la que Manuel formaba parte del cartel.
Asimismo, el pasado mes de diciembre, el torero atendió a los medios en la presentación de We Love Flamenco: "Un placer estar aquí apoyando a Laura". Un evento en el que la actriz asistió junto a Ascanio, confirmando que lo que le unía entonces al torero tan solo era una relación de amistad. Ahora, la revista ¡Hola! ha confirmado que esa amistad se transformó con el paso del tiempo, sin que ninguno de los dos llegase a imaginarlo.