SEGÚN ¡HOLA!
La revista ¡HOLA! asegura que doña Sofía tiene planeado ir dando sus joyas en herencia en vida. Repasamos cuáles podría obtener la princesa Leonor y cuáles ya ha lucido la reina Letizia desde que se casó con el rey Felipe VI.
Una de las tradiciones más antiguas de las casas reales es el traspaso de joyas y reliquias de generación en generación. Aunque los tiempos cambien y las monarquías se modernicen, este tipo de legado sigue perdurando.
En este sentido, según ha informado la revista ¡HOLA! este fin de semana, doña Sofía tiene planeado legar su patrimonio en vida, permitiendo que, poco a poco, su descendencia brille con la colección de diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros y perlas que ha acumulado antes, durante y después del reinado del rey Juan Carlos I.
Según el medio citado, su colección se distribuirá entre sus tres hijos: la infanta Elena, la infanta Cristina y el rey Felipe VI, así como entre todos sus nietos, sin importar el género. No obstante, las joyas más excepcionales seguirán la tradición de pasar de reina a reina, es decir, estarán destinadas a doña Letizia y a la princesa Leonor.
La tiara prusiana, confeccionada en platino y diamantes, fue un regalo otorgado a la princesa Victoria Luisa, abuela de Sofía de Grecia, con motivo de su matrimonio con Ernesto Augusto III en 1913. Desde entonces, ha sido transmitida a lo largo de las generaciones dentro de la familia real. Doña Sofía la recibió de su madre, la princesa Federica, quien la heredó en 1937, y, curiosamente, la primera en llevarla después Sofía no fue ninguna de sus hijas, sino doña Letizia, quien la lució en su boda con Felipe VI. Por ende, se anticipa que, en el futuro, la princesa Leonor también la portará en el día de su enlace.
La incertidumbre recae en la gargantilla y los pendientes, inspirados en la gota orlada de brillantes que adorna la tiara, ya que su destino aún no está claro en términos de quién los heredará y cómo seguirán ligados a la familia real.
Doña Sofía posee una notable colección de zafiros, destacando piezas como el broche cometa y un collar convertible en tiara, con pulseras, broches, anillos y pendientes a juego. La reina Letizia ha puesto el enfoque en unos espectaculares pendientes de diamantes y zafiros en forma de tres corazones, los cuales ha llevado en diversas ocasiones, como en una de sus visitas de Estado en Copenhague.
Además, doña Sofía cuenta con un conjunto de esmeraldas, incluyendo un juego con varias piezas recibido como regalo en 1975 -cuando don Juan Carlos subió al trono-, que ha utilizado en eventos importantes como la boda de su hijo y la fiesta de la víspera de la boda de la infanta Elena.
Doña Letizia ha llevado los pendientes de este aderezo en varias ocasiones. El conjunto entero, en cambio, lo lució en 2006, en la primera cena de gala a la que asistió tras convertirse en madre.
Doña Letizia también ocupó titulares cuando "rescató" unos pendientes de diamantes y rubíes que también pertenecen a la extensa colección de la reina emérita.