EL EMPRESARIO SE MUESTRA MUY MOLESTO
Este lunes, Tamara Falcó e Íñigo Onieva fueron grabados a su salida de misa. Un momento donde el empresario se mostró bastante molesto con la prensa: "Yo nunca voy a responder, así que dejadnos en paz que esto ya está siendo muy intenso. Se acabó, se acabó". En este vídeo te mostramos el cabreo del prometido de la marquesa de Griñón con los periodistas.
Inmersos en los preparativos de su boda, de la que cada vez son más los detalles que conocemos, Tamara Falcó e Íñigo Onieva aprovechan cada hueco en sus ajetreadas agendas para disfrutar de su amor y presumir del gran momento que están atravesando desde que decidieron dar una nueva oportunidad a su relación la pasada Nochevieja.
Una reconciliación que se fraguó en parte por el cambio de actitud del empresario, que tras el error que cometió besando a otra chica durante el festival Burning Man el pasado mes de agosto, poco antes de comprometerse con la marquesa de Griñón, no ha dejado de esforzarse para demostrar que es una persona nueva.
Dispuesto a todo por no volver a perder al amor de su vida tras lo duros que fueron los tres meses que pasaron separados tras su deslealtad, Íñigo ha dejado a un lado el mundo de la noche, renunciando incluso a su puesto de relaciones públicas en 'Lula Club', y, continuando con la 'conversión' religiosa que empezó cuando Tamara rompió su relación, ha cambiado las discotecas por las iglesias y ahora no duda en acompañar a misa a su prometida todos los domingos.
Y en esta ocasión, por primera vez desde su reconciliación, la pareja ha regresado a un lugar muy especial para ellos, la Iglesia de Bárbara de Braganza, en la que iban a contraer matrimonio el 17 de junio y situada enfrente del ático en el que vivieron hasta su ruptura el pasado mes de septiembre.
A pesar de que tras darse una nueva oportunidad Tamara e Íñigo han cambiado la fecha y el lugar de su enlace, que tendrá lugar finalmente el 8 de julio en el palacio de El Rincón, propiedad de la Marquesa y de su hermano Manolo Falcó, la iglesia de Las Salesas sigue teniendo un especial significado para ellos y, a pesar de que no se darán el 'sí, quiero' allí, es a donde acuden juntos a oír misa todas las semanas.
Como cualquier pareja de enamorados, ambos disfrutaron de un agradable paseo desde el piso de soltero del ingeniero, en el que la socialité se ha instalado tras su reconciliación hasta la parroquia de Santa Bárbara, derrochando complicidad y sonrisas.
Tras más de una hora en el interior, Tamara e Íñigo abandonaban el lugar junto a una pareja de amigos con los que compartieron charla de vuelta a casa. Cómodos para la ocasión, la hija de Isabel Preysler lució pantalón de piel en negro, camiseta blanca y blazer oversize, mientras que su futuro marido optó por sudadera azul, pantalón gris y plumas en azul marino.
Feliz y orgullosa del cambio que ha dado su futuro marido, la socialité caminó agarrada del brazo de Íñigo, sin dejar de sonreír en ningún momento y evitando revelar más detalles sobre los preparativos de su boda. Menos acostumbrado a la insistencia de los reporteros, el ingeniero no se tomó demasiado bien las preguntas y pidió, enfadado, que les dejásemos "vivir en paz de una vez". "Yo nunca voy a responder, así que dejadnos en paz que esto ya está siendo muy intenso. Se acabó, se acabó" estallaba ante una sorprendida Tamara que, sin poder evitarlo, se llevaba la mano a la boca.