ESTRENO A LA ALTURA
Amalia de Holanda debuta en una cena de gala en el Palacio Real de Ámsterdam ofrecida por sus padres a los reyes Felipe y Letizia. Un acto lleno de gestos que confirman la estrecha relación de la primogénita de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima con España.
La princesa Amalia de Holanda se ha estrenado en su primera cena de gala en el Palacio Real de Ámsterdam, ofrecida por Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos a Don Felipe y Doña Letizia. Un viaje de estado de los Reyes de España que sirve para mostrar el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países a través de la figura de la heredera, quien ha posado en la foto oficial junto a los Reyes, sus padres, la princesa Beatriz y la princesa Margarita.
La joven de 20 años ha debutado este miércoles en un acto que ha despertado una gran expectación, por ello había más de 80 periodistas acreditados para dicha visita real. Todos los ojos y cámaras atentos a cualquier movimiento de Amalia, quien lució una de las diademas del fabuloso joyero de los Países Bajos junto a la banda amarilla y blanca y la insignia de la Gran Cruz de Isabel la Católica. Una condecoración que el propio rey Felipe VI aprobó la semana pasada como muestra de su “Real aprecio” hacia la princesa.
Se trata de la primera condecoración internacional que recibe Amalia y que significa una muestra de los estrechos lazos entre ambos países. Y sin duda, la princesa supo estar a la altura de las expectativas demostrando una vez más la influencia que tiene su madre a la hora de vestir mezclada con un método personal, propio y muy reconocible.
No es la primera vez ni mucho menos, pero Amalia ha vuelto a demostrar este miércoles la inspiración que supone su madre a la hora de elegir las prendas de vestir. De todas formas, la joven ha logrado darle un toque personal a su estilismo con la elección de vestidos con vaporosas capas. Para esta ocasión lució un vestido azul medianoche que inevitablemente recuerda al que su madre Máxima vistió Buckingham en 2018 junto a reina Isabel II.
Por otro lado, pese a tener hasta otras 20 opciones a su disposición, la princesa Amalia quiso asegurase entorno a la elección de la tiara y recuperó el aderezo que ya lució en la boda del príncipe Hussein de Jordania hace un año, aunque esta vez con el set completo.
Una reliquia olvidada, una tiara de pavo real, con fecha de 1897, de la reina Guillermina, quien, con 17 años, debía lucir aderezos excesivamente grandes para su edad. Por este motivo, la adaptabilidad de la tiara de pavo real terminó provocando que ésta fuese su favorita. Y al parecer, la historia se repite con Amalia.
La heredera de Países Bajos es una enamorada de nuestro país, donde se le ha visto en innumerables ocasiones pasear por el Retiro. De hecho, habla perfectamente español gracias a los orígenes argentinos de su madre Máxima. No obstante, su afecto y estrecha relación con el país también se debe a una estancia en secreto en España que el rey Guillermo Alejandro reveló durante el discurso en la cena de gala.
Y es que, aunque parezca idílica, la vida de la heredera de los Países Bajos se vio afectada debido al crimen organizado que significa un grave problema de seguridad pública en su país. Es tal la situación que la mafia incluso amenazó a la propia princesa, por lo que ésta tubo que abandonar el piso de estudiantes donde residía en Ámsterdam. En principio se suponía que para ir a palacio, pero Guillermo Alejandro explicó este miércoles que Amalia se mantuvo en secreto en Madrid, mientras seguía con sus estudios universitarios a distancia, con la complicidad de los reyes Felipe y Letizia.
"Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de conciudadanos y de sus majestades. Fue una conmovedora prueba de amistad en un periodo difícil. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a sus majestades y a todos los que colaboraron en ese esfuerzo", señalaba el monarca neerlandés. Gestos que confirman la estrecha relación que existe actualmente entre los dos países.