ECHANDO LA VISTA ATRÁS
A pesar de su discontinua y convulsa historia de amor, Carlos III y Camila consiguieron casarse el 9 de abril de 2005. Hoy, 19 años después, recordamos una de las anécdotas más divertidas, que protagonizó Isabel II y que dio a conocer la actual reina consorte hace poco más de un año.
El 9 de abril de 2005, el rey Carlos III, entonces príncipe de Gales, contrajo matrimonio con su gran amor, Camila Rosemary Shand, tras una larga relación, discontinua, convulsa y muy juzgada por la opinión pública. A pesar de la polémica que rodeó su romance, el día de su boda estuvo marcado por vítores y aplausos, e incluso la reina Isabel II, quien inicialmente tuvo dificultades para aceptar a Camila, mostró su lado más simpático.
Hoy, en su 19º aniversario de bodas, recordamos una anécdota que ocurrió en el día del esperado enlace, la cual fue relatada por Camila del Reino Unido después del fallecimiento de su suegra, la reina Isabel II, el 8 de septiembre de 2022.
En un homenaje a la monarca más longeva del Reino Unido, Camila se deshizo en elogios hacia ella, destacando su sonrisa "inolvidable" y sus "maravillosos" ojos azules. Y no perdió la oportunidad de recordar su "gran sentido del humor", el cual hizo que en el día de su boda con el entonces heredero de la Corona, le hiciera ver un percance de la forma más simpática posible.
Lo que ocurrió fue que, con la agitación de la boda, Camila se equivocó al ponerse los zapatos. Al ir "a toda máquina" y estar "bastante nerviosa", se desplazó desde la residencia familiar de Londres, Clarence House, hasta Windsor, sin darse cuenta de que llevaba un tacón de una pulgada y el otro de dos, lo que le provocaba una evidente cojera.
"Estaba a medio camino en el coche cuando me di cuenta y ya sabes, ella... Ella pudo verlo y se rió de ello", explicó en la entrevista riéndose de su percance. Claramente, la monarca consiguió quitarle importancia al asunto gracias a su divertida reacción, algo que seguramente ayudó a Camila con sus nervios.
Afortunadamente, la actual reina consorte del Reino Unido logró rectificar su error y cambiarse de zapatos. Finalmente, dio el "sí quiero" con un par de tacones beige de la marca de moda de lujo LK Bennett.
Como ya habían estado casados anteriormente, Carlos y Camilla eligieron sellar su amor con una íntima ceremonia civil que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Windsor. Posteriormente, la novia se cambió de vestido y llevaron a cabo un servicio religioso en la capilla de San Jorge, seguido de una multitudinaria recepción en el castillo de Windsor.
Aunque acompañó a Camilla en el coche desde Clarence House, la reina Isabel II no asistió a la ceremonia, pero tanto ella como el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, estuvieron presentes en la fiesta posterior junto con más de 800 invitados.
Lo más curioso es que casi se pierde la ceremonia el propio Carlos, ya que la boda estaba inicialmente programada para el 8 de abril, día en el que tuvo que acudir al Vaticano para el funeral del papa Juan Pablo II. Por esta razón, finalmente se celebró el día 9.